CAMPANAS AL VUELO

Focus: Economía
Fecha: 08/11/2013

Los medios de comunicación españoles se han hecho eco de los resultados obtenidos hasta septiembre por las principales entidades financieras españolas. Con algunas excepciones, los cantos de alabanza han sido generales. El señor Botín, en pleno subidón, ha declarado: “Es un momento fantástico porque a España le está llegando dinero para todo”.

La gente de a pie está perpleja y se pregunta cómo es que ellos no han notado esta explosión de felicidad. La respuesta es muy simple: porque está amañada.

En primer lugar, los resultados de los bancos (una vez descontados los extraordinarios) son bastante mediocres. Como los del resto de bancos europeos. En segundo lugar, el “dinero que entra a raudales” sale del área dólar, porque el contencioso del techo fiscal todavía no está resuelto y los inversores buscan alternativas. Dado que hay burbujas peligrosas en las economías de los países emergentes, se vuelcan en Europa en operaciones cortas y puntuales. España está en Europa y por eso tiene el mismo trato. Es dinero que entra, pero que puede salir en cualquier momento.

Los bancos españoles han mejorado el resultado por razones que no tienen nada que ver con el negocio bancario: porque han reducido las dotaciones de insolvencias, porque han vendido parte de su cartera de bonos soberanos españoles y porque se han aprovechado de un fondo de comercio negativo (diferencia entre el patrimonio neto y el precio de adquisición) al absorber otras entidades más pequeñas.

Los bancos españoles (los de primera división - Santander, BBVA y CaixaBank – y los de segunda – Popular y Sabadell) tienen cada vez más un perfil de bancos de inversión. Ganan dinero comprando y vendiendo cromos, más las ayudas del gobierno de turno. Los créditos a personas, familias y empresas no les resultan interesantes.

Que el señor Botín esté muy contento sólo se explica porque ha hecho del banco su finca personal y esto tiene mérito, sobre todo si tenemos en cuenta que, en su conjunto, él y su familia controlan únicamente el 0,71% de las acciones del Santander.

Alf Duran Corner

 

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