CONTRASTES

Focus: Política
Fecha: 10/03/2016

Frente al espectáculo trágico-cómico que ofrecieron las Cortes Españolas la pasada semana, en el que el señor Sánchez alcanzó su momento de gloria (en la metáfora de Andy Warhol), tuvimos la suerte de vivir con alegría el retorno de Arnaldo Otegui al espacio de libertad del que nunca debiera haber sido secuestrado.

Arnaldo Otegui fue condenado por intentar reconstruir una plataforma cívica que defendiera los derechos de  Euzkadi a la independencia. Sus vínculos históricos con la lucha armada estaban ya muy lejos en aquel momento, pero su presencia era un estorbo, tanto para la oligarquía vasca como para la casta castellana en el poder del Estado. Algún día los historiadores tendrán que contarnos toda la verdad de aquel contencioso político, en el que se vieron extraños comportamientos de algunos actores vascos (en particular el PNV), que no hicieron nada para impedir aquel atropello.

Arnaldo Otegui ha sido un preso político. Que los portavoces del Partido Popular lo califiquen de terrorista no tienen ningún valor, dada la escasa credibilidad de los aparatos del Estado que así lo etiquetaron. Que los representantes del PSOE ratifiquen ese punto de vista diciendo que en España no hay presos políticos porque es un “Estado de Derecho” es una muestra más del deterioro de un partido socialista que ya forma parte de la “izquierda reaccionaria” europea.

Arnaldo Otegui, en sus primeras declaraciones públicas, ha felicitado a los catalanes por el camino emprendido (“nos han dado una lección” ha dicho a sus paisanos). Otegui es un líder carismático con capacidad para arrastrar a los independentistas vascos hacia el objetivo final de crear un Estado propio. El aparato españolista no se lo pondrá fácil y utilizará todos los mecanismos que pueda (legalidad aparte) para impedir su proyección política.

No me miro en el espejo vasco. No lo he hecho nunca, aunque nací en San Sebastián y estudié en la universidad de Deusto. Probablemente su modelo político difiere del catalán, aunque puedan existir puntos de coincidencia. Ellos harán su trabajo, si cuentan con las complicidades necesarias, y nosotros seguiremos con el nuestro.

En Madrid continuarán con sus elucubraciones de ciencia-ficción, como si nada hubiera ocurrido. No importa quien gobierne, son los de siempre. Nos hablarán de la gloriosa “transición”, de la sagrada “constitución”, de la “unidad de España”, de “la historia compartida” y de un conjunto de lugares comunes.

Sus discursos nos aburren.

Adéu, agur, hasta nunca !

Alf Duran Corner

 

« volver