EL DÍA DEL LIBRO

Focus: Sociedad
Fecha: 07/05/2015

El pasado 23 de abril centenares de miles de personas salieron a la calle en pueblos y ciudades de Catalunya para celebrar la fiesta de Sant Jordi, una fiesta típicamente catalana, pacífica y gozosa, en la que libros y rosas se cruzan en un maridaje muy bello.

Bien es cierto que esta exaltación del libro resulta sorprendente en un Estado – el Español – en el que se lee poco y mal. Según el último sondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas, el 35% de los españoles no lee nunca o casi nunca y el 65% restante lee al menos “alguna vez al trimestre”. Este último colectivo lee una media de 8,6 libros al año, aunque lo más probable es que el “valor modal” (el que más se repite) sea notablemente inferior. En términos comparativos, en Finlandia el índice es de 47 libros por año.

Los que no leen nunca o casi nunca, lo justifican diciendo que no les gusta o no les interesa. No es de extrañar que vivamos en una sociedad plagada de “analfabetos funcionales” (saben leer y escribir, pero ni leen ni escriben).

Algunos de esos analfabetos funcionales ocupan cargos públicos. Mi consejo es que deberían leer, aunque sólo fuera “alguna vez al trimestre”.

Imagino que este rechazo a la lectura entraña un cierto temor a lo desconocido. Abrir un libro siempre implica una dosis de riesgo: ¿Qué habrá dentro? Por ello aconsejo un período de aprendizaje con lecturas fáciles, que resulten cómodas y se procesen de forma gradual.

 

-       Al señor Rajoy le sugiero que abandone por un tiempo   –sé que es duro– el “Marca” de sus amores. Yo empezaría por un álbum de un tebeo exitoso en los primeros años cuarenta del siglo pasado: “Roberto Alcázar y Pedrín”. Son historias de aventuras, en las que un Roberto Alcázar de talante fascista  –bien trajeado, encorbatado y peinado con gomina– lucha contra todo tipo de criminales, a los que acaba por vencer, siempre acompañado por su ayudante Pedrín. Se pueden leer varios tebeos seguidos, sin efectos colaterales conocidos.

-       A la señora De Cospedal le recomiendo un libro a caballo entre el relato biográfico y la historia: “Nacida para reina: Fabiola, una española en la corte de los belgas”. Es un cuento –no un tebeo– de príncipes y princesas, con una nota de religiosidad muy española.  Lo puede leer sosegadamente y recrearse en el texto de un autor de “reconocido prestigio” en estas lides, como el señor Urbiola. Cuando lo lea, no es necesario que se ponga la peineta que tan bien luce en ocasiones.

-       Al señor García Margallo le planteo la opción de dejar los libros de caballerías y adentrarse en un territorio más profundo. Reconozco que es un libro engañoso, que parece llevarte a la “teoría de los juegos” –que Varoufakis ha puesto de moda últimamente- , pero no es así. Se trata de “Valentín o el niño bien educado”, un incunable de gran éxito en los primeros años cuarenta –de nuevo del siglo pasado– en el que se verá bien retratado. En este caso, y que no se repita, teniendo en cuenta su interés por las galaxias, le propongo además “Galaxias y fósiles”, donde podrá navegar en el proceloso mar de la astronomía, la paleontología y otras ciencias.

-       A la señora Sáenz de Santamaría –muy redicha-  le ofrezco la posibilidad de contrastar sus artes demagógicas. En este caso el libro elegido es “Gorgias”, uno de los diálogos de Platón. En él podrá apreciar que la retórica como persuasión, que el sofista griego Gorgias utiliza y valora en sí misma, y que permite convencer con argumentos bien urdidos –aunque estos sean falsos- es condenada por Sócrates como un artificio injusto. La retórica en sí misma propicia el engaño. Y esto sí que es inmoral.

-       A la señora Fátima Báñez  -que si alguien lo ha olvidado, es ministra de Trabajo-  le aconsejo un libro que de seguro será de su agrado. Se trata de “Simpecados del Rocío” (sic) , un libro con numerosas fotografías sobre la fiesta rociera y su peculiar manera de celebrarla (o sea, el manual operativo). Un libro muy español, que siempre podrá consultar cuando la tasa de desempleo se dispare y busque soluciones milagrosas para ocultarla.

-       Al locuaz e hiperactivo señor Wert, que es ministro de una “cosa” denominada cultura –aunque da la sensación de que forma parte de un comando de dinamiteros de la misma-, le ofrezco una lectura más exigente que le permitirá identificarse con una corriente histórica de gran calado. Se trata del voluminoso libro “Los orígenes del totalitarismo” de Hannah Arendt. Puede considerarlo un manual de trabajo, donde encontrará numerosas ideas para proseguir sus tareas de demolición y afianzarse en su deriva totalitaria.

-       Al señor Montoro, que todavía no ha superado el batacazo producido por la “amnistía fiscal” de su querido amigo señor Rato, le propongo un breve ensayo de Bernard Maris, que lleva el jugoso título “Carta abierta a los gurús de la economía que nos toman por imbéciles”. Es un libro ya antiguo de “Oncle Bernard”, que nos deleitaba con sus columnas en “Charlie Hebdo” antes de que lo asesinaran. Su lectura le ayudará a encontrar vías alternativas en su carrera profesional, en el supuesto de que su partido deje de gobernar a su antojo.

-       Al señor Rivera (don Alberto) –que, como chico moderno que es, debe dominar algo mejor el inglés que sus colegas a la derecha del espectro – le sugiero un clásico de Jerzy Kosinski: “Being There”.  Este escritor, polaco de nacimiento, emigró a Estados Unidos y llegó a ser profesor en varias universidades. “Being There”, es una novela de humor, que luego sirvió de guión para una película que se hizo célebre con el título “Bienvenido Mister Chance”. Es la historia de un jardinero de corto intelecto, pegado a la televisión y poseedor de un código lingüístico muy limitado, que por azares de la vida acaba siendo considerado un gurú de gran influencia política. Como dicen que la virtud del señor Rivera es la memoria, quizás le sirva este libro para dar algo más de contenido a su discurso.

 

Seguro que hay otros libros, pero por algo se empieza. Por cierto, la leyenda de la “Diada de Sant Jordi” cuenta que Sant Jordi  –mucho antes de alcanzar el estatus de santo- salvó a la doncella y mató al dragón. Tomémoslo como metáfora.

Alf Duran Corner

 

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