EL "DOMUND" ACTUALIZADO

Focus: Economía
Fecha: 15/01/2010

Uno de los rituales más absurdos de nuestra infancia, en pleno nacionalcatolicismo, era la fiesta del “domund” o “domingo mundial de la propagación de la fe” (católica, por supuesto), en la que las autoridades religiosas nos animaban para que recogiéramos papel de plata, hiciéramos unas bolas y se las entregáramos.

Nos contaban que aquellas “bolas de plata” eran para los “chinitos”.

Ciertamente entonces no le prestábamos mucha atención al tema, pero con los años nunca fuimos capaces de discernir la relación entre las bolas y los chinitos.

Luego leímos a Beckett y a Ionesco, comprendimos la lógica de “Esperando a Godot” y llegamos a la conclusión de que aquellos religiosos o eran unos cínicos o ensayaban pequeñas piezas del teatro del absurdo.

Los “chinitos” por su lado siguieron su camino. Mao acabó la guerra civil, expulsó a los nacionalistas de Chiang-Kai-Chek (el fraterno aliado de Franco), impulsó la “revolución cultural” y murió como padre de la patria.

Luego vino Chu En-lai y empezó la era del pragmatismo, con el slogan de que “no importa que el gato sea blanco o negro, siempre que cace ratón”.

Los “chinitos” vieron como desaparecía de la noche a la mañana el imperio soviético, pero no hicieron caso. Se inventaron un nuevo modelo: una economía de libre mercado, bajo la atenta mirada de un régimen político comunista. Y empezaron a crecer. Y siguen.

Mantienen su moneda a una paridad baja, lo que les permite potenciar sus exportaciones. Un 10% del valor de todo el comercio mundial es “made in China”, que tiene el liderazgo, seguido de Alemania y Estados Unidos. En diez años (1998 – 2008), sus exportaciones han crecido a una tasa media del 23%. A este ritmo, en diez años más controlarán el 25% del comercio mundial.

Están cambiando la composición de sus exportaciones, dejando el acero y la maquinaria en standby y promocionando los chips y los automóviles, de mayor valor añadido. Han llevado sus plantas industriales de textiles y calzado hacia zonas rurales, donde los costes son más bajos.

En paralelo han incrementado sus importaciones (son ya el tercer cliente de Estados Unidos) y han apostado por su propio mercado, creando incentivos fiscales para animar el consumo doméstico, desarrollando macroproyectos de obra pública y potenciando la sanidad para dar mayor cobertura social, lo que indirectamente bajará el ahorro privado y canalizará más recursos a la demanda.

Los “chinitos” tiran ahora del carro de la economía mundial. Nos tendrían que devolver las bolas de plata.

Alf Duran Corner

 

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