EL RESCATE

Focus: Economía
Fecha: 22/07/2011

En nuestra ya alejada infancia, la palabra “rescate” tenía connotaciones de aventura, riesgo, diversión. Jugábamos a rescatar a nuestros amigos, a rescatar el tesoro, a rescatar lo que fuera. Intuíamos que rescatar era recuperar algo o alguien de lo que un tercero (nuestro “enemigo”) se había apoderado. Tras el “rescate”, todo era una fiesta.

Ahora mantienen el significante, pero han cambiado el significado. Ahora se “rescatan” países (el código anglosajón es “Bailout”), pero han sustituido la fiesta, la alegría, la ilusión por el drama, el sufrimiento, la impotencia. Es por ello que nadie quiere ser rescatado, pues sabe que tras el rescate vendrá el aceite de ricino.

Algunas instancias internacionales (Unión Europea, FMI, etc.) prestan dinero a los gobiernos de algunos estados que se hallan en situación de insolvencia. Es decir, que no pueden cumplir con sus obligaciones de deuda. Como es de suponer, exigen todo tipo de garantías, así como un “programa de ajuste”, que significa reducir gastos, en particular gastos sociales.

Esto es lo que le ha ocurrido a Portugal, cuya economía ha sido “intervenida” y está bajo el control de las instancias citadas. ¿Y que supone para la ciudadanía portuguesa ese “rescate”? Veamos algunas de las medidas tomadas y sus posibles consecuencias:

• Aumento del IVA hasta el 23%.

• Recortes en la sanidad pública.

• Bloqueo inversiones en infraestructuras.

• Recorte general de salarios.

• Privatizaciones (incluida la Televisión pública).

• Reducción de cuadros directivos en todos los ámbitos del Estado.

• Reducir la duración máxima de las prestaciones por desempleo.

• Introducir una percepción decreciente a partir de los seis meses de desempleo.

• Reducir las indemnizaciones por despido a diez días por año trabajado.

• Posibilitar los despidos por ineptitud o incompetencia.

• Vincular los incrementos de salarios a la evolución de la economía y no al IPC.

• Aplicar un impuesto extraordinario a todos los trabajadores por encima del salario mínimo, que será equivalente al 50% de la paga de Navidad.

El gobierno reconoce que se esperan unos años muy duros, de recesión profunda y desempleo record.

Entretanto, las “agencias de rating” siguen calificando a la baja el papel del Estado portugués, con lo cual aumentan la presión sobre la ya deteriorada tesorería del país. Y el FMI y la UE de convidados de piedra.

Prefiero los rescates de nuestra infancia. Esos sí que eran auténticos.

Alf Duran Corner

 

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