ESTUPIDECES

Focus: Sociedad
Fecha: 18/02/2011

Parece que existe un gran interés en conocer si fulanito y menganita hacen vida en común, si sólo flirtean o de verdad se encaman, si todo es un montaje para ganar notoriedad y negociar al alza sus contratos o, por el contrario gozan de un romance apasionado que da sentido a su existencia.

Que fulanito sea un jugador de fútbol y menganita una cantante pop no es lo más relevante. Podrían ser otros, siempre y cuando gozaran de cierta notoriedad y triunfaran en términos económicos. Son famosos, aunque la palabra los desborda y mejor sería calificarlos de “famosillos”.

Se alcanza la fama cuando uno es apreciado por sus destacables cualidades, y en particular cuando estas cualidades tienen una proyección social. Edison o Pasteur estarían en esa categoría de famosos, como lo podrían estar Picasso o Gaudí. El “ganar dinero” no añade valor a este grupo de seres excepcionales.

Pero poner en este colectivo a unos chicos que han hecho del juego de la pelota un espectáculo – por mucho que lo borden – o a unas chicas que mueven las caderas mientras cantan – por bien que lo hagan – es una soberana estupidez.

Claro que ellos son sujetos pasivos de esta locura colectiva. Es la sociedad en su conjunto la que ha perdido el sentido de la mesura y los ha endiosado. La sociedad siempre ha necesitado ídolos y ahora cuenta con el apoyo incondicional de los medios de comunicación y de los soportes tecnológicos que los acompañan.

Pero todo lo que sube, baja. Más pronto o más tarde serán sustituidos por otros y quedarán relegados al papel de teloneros. Vemos pues que el desarrollo tecnológico ha permitido la consolidación de dos roles sociales: unos cuantos “exhibicionistas” y millones de “voyeurs”.

Menudo progreso…

Alf Duran Corner

 

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