LA CRISIS EGIPCIA

Focus: Política
Fecha: 03/02/2011

Egipto es un país islámico, de una extensión el doble que la de España, poblado por 80 millones de personas y ubicado en uno de los centros neurálgicos del mundo: Oriente Medio.

En términos políticos es una dictadura de corte militar, controlada desde hace treinta años por la familia, amigos y aliados de su presidente Hosni Mubarak, que ha transformado el país en un negocio particular.

A pesar de estos antecedentes, el gobierno egipcio es un fiel y tradicional aliado de Estados Unidos y tiene un tratado de paz con Israel que data de 1979.

¿Qué pasa pues ahora? ¿Por qué el pueblo se juega la vida en la calle y quiere romper de una vez con esta situación? Hay muchas razones políticas, pero también algunas de naturaleza económica y demográfica. Tratemos de desgranarlas:

1. Hemos dicho que Egipto tiene 80 millones de habitantes, de los cuales 26 millones tienen menos de 14 años. La esperanza de vida está cifrada en 72 años y, lo más relevante, la mediana de edad es de 24 años.

2. El servicio militar es obligatorio (de 12 a 36 meses) y el Estado destina un 3,4% de su PIB a Defensa. Su vecino y aliado Israel destina un 9%.

3. Su renta per capita es de 6.200 $ (29.500 $ en España).

4. La tasa de inflación estimada del 2010 fue del 12,8%.

5. El 40% de los egipcios viven con menos de 2 dólares diarios.

6. El precio de los alimentos básicos se ha disparado, hasta el extremo de que millones de personas no tienen ni para el pan.

Y este último punto tiene que ver con la crisis sistémica que sufre el mundo y con la política económica de la Reserva Federal Americana, que trata de bajar la paridad del dólar y animar así a sus empresas exportadoras. Para ello amplía la masa monetaria a base de “fabricar” dólares. Cuantos más haya en el mercado menos valor tendrán respecto a otras monedas (euro, yen, etc.). A esto le han puesto un nombre muy bonito (“cuantitative easing”) y los inversores internacionales han tomado “posiciones alternativas” para mejorar la rentabilidad de sus fondos.

Y entre esas posiciones alternativas, está la especulación con las materias primas. Se toman “opciones de futuros” y así se consigue que suba todo, al margen de la demanda. Mala suerte si entre esas materias primas está el trigo o el algodón.

Los jóvenes egipcios (la gran mayoría de la población) se rebelan contra el hambre, como lo han hecho los tunecinos, los jordanos y los argelinos. Aquí no hay más manipulación que la de los medios afines a la dictadura, la de la policía y matones a sueldo, la de los estrategas del Pentágono, la de los “servicios de inteligencia” del Estado de Israel y la de los inversores internacionales.

Luego quieren que los quieran. Parafraseando a Quentin Tarantino: “Malditos bastardos”.

Alf Duran Corner

 

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