LA DERECHA PUNTO COM

Focus: Política
Fecha: 29/04/2002

El éxito relativo de Le Pen en Francia (la ligera mejoría de los votantes de extrema derecha ha ido acompañada de una fragmentación de los partidos de izquierda y de una abstención en feudos tradicionalmente progresistas), ha causado una importante convulsión en el panorama político. En breve el tema perderá relevancia, ante la aplastante victoria del candidato Chirac en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales.

El gran Maquiavelo no lo hubiera hecho mejor.

Por otra parte, tampoco hay que extrañarse tanto del éxito de Le Pen, cuando fascistas y parafascistas ocupan cargos de gobierno en países europeos como Italia, Dinamarca y Austria, y se hallan agazapados en las grandes formaciones de derecha de muchos otros países de la Comunidad, incluida España.

El mensaje conservador es siempre ambivalente: está a favor de la globalización de los mercados y de los capitales y en contra de la globalización del empleo y de la justicia, está a favor de la libertad de movimientos y en contra de la emigración, está a favor de los derechos de los ciudadanos y en contra de la igualdad de esos derechos.

Lo único que han hecho Le Pen, Haider, Bossi, Fini, Pin Fortuyn, Dewinter y otros destacados líderes de ultraderecha es gritar muy alto lo que la cortesía y las buenas formas impiden hacer a otros gobernantes europeos de talante más moderado.

El problema de fondo es que el discurso político se ha hecho monótono y convencional, que la voluntad de centrarse ha hecho perder claridad a las opciones, que los partidos están burocratizados y pierden capacidad representativa, que no hay contacto con la gente excepto cuando se les pide el voto.

En estas condiciones, la derecha se consolida y la izquierda se disipa. Si la política es meramente una función técnica, la derecha tiene las de ganar.

La socialdemocracia tiene que repensar su proyecto, como lo hizo en otras épocas, y olvidarse de las falsas estrategias “yo también”.

En cuanto a la derecha gobernante, que va de moderna e innovadora, su problema es que el sarpullido xenófobo se extienda más de lo deseable y le estropee el invento.

Tendrá también que espabilarse si quiere continuar siendo “la derecha punto com”.
Alf Duran Corner

 

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