LA FIDELIDAD

Focus: Sociedad
Fecha: 28/12/2007

Curiosa palabra, que la hipocresía burguesa ha reducido a una sola lectura: fidelidad sexual.

Sin embargo, si analizamos su raíz etimológica, nos encontramos con “fidelis” o “fides” (el que tiene fe), que no es precisamente el que se distancia para analizar y comprender, si no el que se “entrega” sin razonar el por qué.

De ahí que las religiones, en especial las monoteístas, distingan entre los “fieles” y los “infieles”.

La auténtica fidelidad es otra cosa. Es respeto, compromiso, lealtad y solidaridad.

Que el “superego” freudiano trate de controlar los instintos, entra en la lógica de la represión. Pero sacralizar la “fidelidad” en su versión cristiana es tan reprobable como hacer proselitismo del libertinaje. Quizá más.

Robert Rossen dirigió en 1954 una interesante película que tituló “Lilith” en la que se describían las relaciones entre un psicoterapeuta y una paciente.

En esa película, el personaje central, interpretado por Warren Beaty, se encuentra con su novia de juventud. Ella lo invita a su casa y le presenta a su marido. Luego el marido se va al trabajo y ella aprovecha la oportunidad para aproximarse a su antiguo novio y decirle:

“Recuerdas querido que siempre te dije que no te permitiría hacer el amor conmigo hasta que fuera una mujer casada? “. El la mira distraído y contesta: “Si”. “Bueno – añade ella – pues ahora ya estoy casada”.

Decía Oscar Wilde que la única manera de librarse de una tentación es caer en ella.
Alf Duran Corner

 

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