LA JUSTICIA COMO UTOPIA

Focus: Sociedad
Fecha: 25/06/2004

En los albores de la democracia posfranquista, el alcalde Pacheco acuñó una frase que dejó huella: “La justicia es un cachondeo”. Lo que probablemente quería expresar el político jerezano era el atraso en “talante democrático” que el poder judicial tenía respecto a los poderes legislativo y ejecutivo.

Y ese atraso continúa y no tiene visos de mejorar. A mi entender el problema radica en los principales actores del sistema: los jueces. Un juez (o jueza) es un funcionario del Estado que accede a un puesto por oposición. Busca un trabajo fijo y un empleo de por vida.

El mundo exterior (convulso y competitivo) le es ajeno. Se siente protegido por el calor corporativista de su microentorno. No le gusta el riesgo y rechaza cualquier situación que lo incorpore. Es ideológicamente conservador. Le interesa más el procedimiento que el fondo de la cuestión.

Ahora se ha producido un hecho que pone de manifiesto esta grave disfunción en el sistema. El Consejo General del Poder Judicial ha presentado un informe en el que descalifica la pretensión del gobierno socialista de llevar adelante una ley contra la violencia sobre la mujer. Es cierto que el ponente de este informe (señor José Luis Requero) es un miembro supernumerario del Opus Dei, pero también es cierto que, con escasas excepciones, ha sido bien acogido por el colectivo de jueces.

Que el año pasado murieran más de cien mujeres a manos de sus parejas masculinas o que se presentaran en los juzgados más de cincuenta mil denuncias, es, al parecer, un tema de menor calado. No ser capaz de interpretar que la sociedad española es fundamentalmente una sociedad machista y que este machismo se expresa a diario en los ámbitos público y privado, sólo pone de manifiesto el inveterado carácter reaccionario de la mayoría de jueces.

Decir (como dice el informe Requero) que “conceptualmente la violencia se presenta como un estadio más avanzado de la agresividad. No hay violencia, en sentido técnico, por una agresión aislada” es una memez.

La utopía de un mundo basado en una justicia universal será siempre inalcanzable. Pero hay que luchar por ello. Frente a la rémora del poder judicial, el Estado cuenta con los poderes legislativo y ejecutivo. Estos tienen que cumplir con sus obligaciones si quieren la mejora de la sociedad.

Después de tantos años y de tantas miserias, será bueno recordar el mensaje de las luchadoras feministas de los setenta: contra la violación, castración.
Alf Duran Corner

 

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