LA JUSTICIA DE LA SEÑORITA PEPIS

Focus: Sociedad
Fecha: 03/12/2001

En los albores de la democracia, un miembro del partido andalucista y alcalde de Jerez manifestó públicamente:"La justicia es un cachondeo".

Han pasado años, pero la justicia contemplada en su globalidad (leyes, delitos, penas) continúa siendo un cachondeo. La Justicia con mayúscula es una bella utopía, aunque en la práctica sufre los embates de las miserias cotidianas de una justicia lenta y arbitraria, que falla en la teoría y es ineficiente en la práctica.

Desde sentencias increíbles (como declarar inocente a un acosador sexual porque la chica llevaba minifalda), hasta casos que no llegan a juzgarse porque discurre el tiempo de la prisión preventiva, sentencias contundentes que luego se diluyen o curiosas interpretaciones de la reinserción social.

Lo cierto es que no hay garantías y la inseguridad es manifiesta.

La última anécdota es la de un violador que cumplía condena de treinta años y que se ha fugado de la prisión, aprovechando un permiso para jugar un partido de fútbol sala.

El razonamiento para tal permiso, que ha dado la autoridad penitenciaria, es que el recluso tenía buen comportamiento. Faltaría más que tras la importancia del delito se portara mal.

A veces, tras un falso e ingenuo progresismo, se oculta un interés por reducir el presupuesto. El déficit cero llega hasta la memez de que la relación entre la duración teórica de la pena y la realidad de la sanción es inexistente.

Si cometes una falta grave debes cumplir la pena en su totalidad. Es responsabilidad de la Administración del Estado que las cárceles no sean un nido de corrupción y droga y que el recluso goce de las condiciones a las que tiene derecho como ciudadano.

La otra opción es que la calle sea un pim-pam-pum, que la policía se inhiba porque su acción es inútil, que cualquier granuja de medio pelo pueda blandir su navaja o mostrar su pistolón, que la peligrosidad social forme parte de nuestra vida.

La democracia no está reñida con la ley justa, ni el orden con la tolerancia y el respeto.
Alf Duran Corner

 

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