LA MASCARADA

Focus: Política
Fecha: 10/05/2013

Lo que fue un entretenimiento cortesano a mediados del siglo XVII, con sus bailes, sus cantos y su muy trabajada escenografía, se ha transmutado en un aquelarre grotesco en pleno siglo XXI, con unos personajes de mirada efímera, de gestos grandilocuentes, de palabras huecas, cuyas imágenes rebotan en los medios de comunicación indefinidamente.

Es una mascarada que con un veintisiete por ciento de paro se celebre un trofeo de tenis para que los pijos de toda la vida y sus solícitos empleados (políticos, abogados y otras especies) se reúnan en un lugar denominado “village” y traten de conspirar contra los intereses de la mayoría. Claro que como dijo la señora De Llanos, delegada del Gobierno del Estado en Catalunya, los pijos también consumen.

Es una mascarada (y una falta de respeto institucional) que esos mismos pijos y sus cachorros (alimentados en el credo franquista) abuchearan al President de la Generalitat cuando éste se disponía a hacer la entrega del trofeo. Es una mascarada que los más jóvenes de esta fauna, instruidos -que no educados- en colegios caros, limiten sus códigos verbales a una jerga que incluye “O sea”, “super guay”, “my God”, “mola”, “Qué fuerte”, “Jo tía”, “Me lo dices o me lo cuentas”, “mega fashion”, “eres la milk” y otras estupideces.

Es una mascarada que un tal señor Millo, portavoz del Partido Popular en el Parlament, cuestione la pobre asignación que el Govern ha destinado a la conmemoración del tricentenario de la derrota catalana en la guerra de Sucesión (1714) y no cuestione el incumplimiento acumulado por parte del gobierno de su partido de las obligaciones financieras acordadas en el Estatut de Catalunya. ¿No sabe ese ciudadano que ese presupuesto no es ni la milésima parte de lo que nos deben? Es una mascarada que el mencionado sujeto pretenda chantajear a un gobierno legítimo diciendo que si ponen menos énfasis en el soberanismo quizás su gobierno les ayudará. Menuda desvergüenza.

Es una mascarada que los neofalangistas españolistas de “Ciudadanos” reivindiquen la celebración de la “Diada” como una fiesta cívica, cuando la historia ha demostrado que el “civismo” de los Borbones consistió en liquidar la esencia física, legal y moral de toda una nación. La “Diada” es una fiesta reivindicativa y ellos no tienen cabida en esta reivindicación.

Es una mascarada que los objetivos de déficit público para las autonomías los fije arbitrariamente el ministro de Hacienda, sin tener en cuenta – me hastía tener que repetirlo una y otra vez – que hay autonomías subvencionadas y autonomías lastradas fiscalmente. ¿No se ha enterado el señor Montoro que el tema del 8% del Déficit Fiscal de Catalunya sobre su PIB ya es objeto de estudio en las facultades de económicas de varias universidades extranjeras? ¿No sabe él – que es catedrático en excedencia – que en el mundo académico internacional este fenómeno resulta incomprensible? Es también una mascarada que el señor Monago, presidente de Extremadura, se ufane de haber cumplido con sus objetivos de déficit y se permita recomendar lo que tiene que hacer Catalunya para alcanzar su meta. ¿O es que el señor Monago es tan ignorante que no domina las bases del “sistema de financiación” que imperan en España desde primeros de los ochenta del siglo pasado, sistema que ha supuesto un flujo constante de ingresos para su comunidad, flujo que en su mayor parte procede de los impuestos pagados por los catalanes?

Es una mascarada que en el “Programa Nacional de Reformas del Reino de España / 2013”, que acaba de presentar el gobierno del señor Rajoy, se insista en “potenciar la red de alta velocidad española como uno de los principales elementos vertebradores del territorio”, cuando está más que demostrado que el AVE ha constituido el fracaso económico más espectacular de los últimos cincuenta años, cuyo coste ha ido a cargo, como no, de los contribuyentes. Es una mascarada la creación de una “Autoridad independiente de responsabilidad fiscal”, cuando en la democracia de mínimos que sufrimos la única autoridad es la del Partido Popular y su mediocre gobierno de mayoría absoluta. Es una mascarada referirse a la “regulación normativa del factor de sostenibilidad” para introducir un cambio en el sistema de pensiones que reduzca su cuantía. Es una mascarada que insistan en “la Unidad de Mercado” (llama la atención su insistencia en las mayúsculas), cuando tras esta frase se oculta su voluntad de homogenizar mercados con culturas distintas y centralizar todavía más la toma de decisiones.

Y cuando tantas mascaradas se producen al unísono, lo más probable es que acaben en charlotadas, como apelar “al espíritu de Juanito” para ganar un partido de fútbol.

Alf Duran Corner

 

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