LOS NIETOS DE ALZHEIMER

Focus: Política
Fecha: 05/01/2006

La historia se repite. Sin apenas darte cuenta se reproducen escenas que generaciones anteriores vivieron y sufrieron para su desgracia.

Es cierto que los contextos son distintos y que los parámetros económicos y sociales se han modificado de forma sustancial. Ha mejorado la renta, el nivel educativo, las prestaciones sanitarias, las coberturas de desempleo.

Se han reducido las distancias sociales, se ha facilitado la movilidad, se ha producido mayor trasparencia de la cosa pública, se ha abierto un abanico de oportunidades para gentes que antes no tenían ninguna.

España ha cambiado mucho y ha cambiado para bien, pero su sustrato ideológico se mantiene incólume.

Hay una masa inerte que ve la televisión, paga sus impuestos, se apasiona con el fútbol, se pasa el fin de semana en las carreteras, anda preocupada por los puentes (laborales), adereza sus espacios de ocio con un poco de sexo y un mucho de alcohol, y ve pasar el tiempo a modo de espectador, como si todo le fuera ajeno.

Hay una minoría (siempre será una minoría) comprometida con un proyecto, con una forma de interpretar la realidad, con una manera de organizar la vida en sociedad, con un concepto de la libertad, de la justicia, del orden internacional, de los derechos de los desfavorecidos.

En España esta minoría está escindida en dos corrientes antagónicas : los nietos de Franco y los nietos de Alzheimer.

Los nietos de Franco, que representan a la derecha ultramontana que tiene sus puntas de lanza en las comunidades de Madrid y Valencia, se enfrentan a los nietos de Alzheimer, conformados por partidos de la izquierda socialdemócrata y de la derecha civilizada, que dirigen las riendas del Estado desde la capital y controlan la mayor parte de las autonomías : Catalunya, Andalucía, Euzkadi, Galicia, Aragón, Extremadura, etc.

Los nietos de Franco quieren recuperar el poder, que sus ancestros han considerado siempre de su propiedad. Con este fin practican todo el juego sucio que les conviene y utilizan aquellos poderes fácticos que han sido históricamente sus aliados naturales.

El problema es que los nietos de Alzheimer han perdido la memoria y parecen sorprenderse ante los estacazos de sus oponentes. La empezaron a perder con la tan sacralizada “transición”, que legitimó toda la barbarie franquista.

Lo hecho, hecho está. Pero quizá convendría algún tratamiento de última generación que ayude a recuperarlos del limbo de la desmemoria. No sea que un día se encuentren con un émulo del general Pavía y no sepan que hacer con él.
Alf Duran Corner

 

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