MIENTEN COMO BELLACOS

Focus: Política
Fecha: 21/06/2002

El deprimente espectáculo de los medios de comunicación de titularidad pública (que el Partido Popular tiene en régimen de renting) y de los medios privados que tutela en régimen de libertad vigilada, se ha puesto una vez más en evidencia con motivo de la Huelga General del 20-J.

El portavoz del gobierno central Sr. Cabanillas, con su aire de antiguo seminarista y eterno opositor a notarías de provincias, ya nos tiene acostumbrados con sus ramplonas declaraciones sobre lo bien que va todo.

En este caso y según él, la situación está bajo control e impera la normalidad. Yo no sé si ese señor sabe que “la normal” es un concepto estadístico del que es aventurado sacar conclusiones de cualquier naturaleza.

“La normal” cambia en función del entorno y del devenir histórico, pero no sirve para valorar ni positiva ni negativamente ningún fenómeno.

Probablemente lo que ha sucedido es que en los polígonos industriales y en las grandes empresas, la huelga ha sido seguida de forma mayoritaria. Lo mismo habrá ocurrido en los servicios públicos de toda índole.

En las empresas pequeñas, sobre todo en las microempresas, el seguimiento habrá sido menor e incluso escaso. Donde no hay masa laboral y la relación con el empresario es directa, el riesgo de represalias es alto.

En los comercios independientes (tipología conservadora) donde el negocio está en manos familiares, la huelga habrá sido irrelevante.

Tampoco es tan importante que haya huelga. A veces hay que recordar al gobierno de turno que muchas de sus decisiones son erróneas y la huelga es un magnífico instrumento para ello.

Que TVE-1, TVE-2, Antena-3, Tele-5 (en parte), la COPE, Onda Cero, RNE, El Mundo, La Razón y el ABC calienten motores contra la huelga o declaren a priori su absoluto fracaso, no hace más que convencernos de que es justa.

Por cierto que la Huelga General es política, como es política cualquier actividad humana que tenga un componente social.

Deberían ver menos Operación Triunfo y leer más a Aristóteles.
Alf Duran Corner

 

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