NOZICK CONTRA RAWLS

Focus: Sociedad
Fecha: 09/12/2003

El año 2002 se llevó por delante dos de las figuras más sobresalientes del pensamiento político moderno: John Rawls y Robert Nozick. Ambos eran profesores de la universidad de Harvard, ambos eran académicos de renombre, pero estaban muy distanciados en su concepción de la filosofía política y del derecho.

Conviene recordarles porque su huella está presente en la praxis actual de nuestro modelo de sociedad, y en las discusiones sobre “el fin de la historia”, el papel del mercado y la dominancia del “pensamiento único”.

Tanto Rawls como Nozick habían asumido el legado histórico de la Revolución Francesa y su principal línea argumental, expresada en el slogan “libertad, igualdad y fraternidad”. Pero aquí acababan las coincidencias.

Rawls era un reformador, que había perfeccionado el proyecto de los “utilitaristas”. Entendía que si los miembros de una comunidad han de partir de bases iguales, ningún miembro ha de ajustar las reglas a su favor. Para que la justicia sea equitativa, ha de ser aceptada por todos sus miembros.

Para él toda persona tiene derecho a las libertades básicas, y las desigualdades sociales y económicas tienen que ser solventadas de forma que se beneficien los más desheredados y se genere una igualdad de oportunidades. El Estado, un Estado fuerte, debe velar para que lo anterior se cumpla.

Nozick consideraba que los planteamientos de Rawls eran coercitivos. Podían ser legales, pero no eran legítimos. Cuestionaba el concepto de justicia distributiva.

Cuanto mayor sea el Estado, pensaba Nozick, mayor será su capacidad de distribuir (que él denominaba el “síndrome de Robin Hood”) lo que pertenece legítimamente a sus dueños. Luego, el Estado debe ser mínimo y limitarse a proporcionar seguridad.

Para Nozick la libertad implica el derecho a retener lo adquirido por medios legítimos.

En el fondo, la libertad de los libertarios defiende la libertad de los ricos. O, si se quiere, la libertad de la propiedad.

Nozick era un tipo inteligente y brillante (un ácrata de terciopelo), que construyó un soporte de racionalidad que justificara la desigualdad. Hizo de la libertad un totem incuestionable, pero, para qué le sirve la libertad a una persona que vive con menos de un dólar diario?.

Rawls, por el contrario, era un moralista que buscaba caminos para perfeccionar la sociedad.

Convendría que nuestros gobernantes leyeran a Montaigne, cuando dice: “Aun cuando yo no quisiera el camino recto por su rectitud, lo seguiría por haberme demostrado la experiencia que a fin de cuentas es comúnmente el más acertado y el más útil”.
Alf Duran Corner

 

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