PUTAS Y CAMAREROS

Focus: Sociedad
Fecha: 12/03/2010

Hace ya bastantes años que en el “coffee break” de un congreso turístico, alguien soltó una andanada que todavía resuena: “El problema de España es que es un país de putas y camareros”.

El provocador semántico defendió su expresión argumentando que la apuesta por un turismo de masas había provocado una conjunción de baja calidad en la oferta y en la demanda, y que esto acabaría afectando a la plataforma macroeconómica del país.

Ese turismo de masas fue también uno de los motores del boom inmobiliario, con urbanizaciones ilegales, macroproyectos de ocio empaquetado, grupos de chalets adosados-acosados, viviendas vendidas sobre plano y nunca construidas, campings instalados en lugares imposibles y un largo etcétera de despropósitos. Y todo bajo un denominador común: el mal gusto.

Pero si tenemos en cuenta el peso del factor turismo en las cuentas de nuestra economía, no es de extrañar que ese “olor a ajo” (que tanto molestaba a Victoria Beckham cuando vivía en Madrid) se haya extendido por todo el territorio y haya contagiado a buena parte de sus habitantes.

Por eso no sorprende a nadie que la presidenta de la Comunidad de Madrid exhiba su talante torero en las portadas de los periódicos y pida la protección de la Unesco para la “fiesta”; que el gobierno de la Generalitat Valenciana se adhiera fervientemente a esa petición o que un triste torero, apodado Joselito, declare ante el Parlament de Catalunya, como defensa de la tortura de los toros, que “Toda pasión contiene crueldad, piensen en su primer amor”.

No basta con ducharse cada día, hacer un cursillo de marketing y dominar cierta jerga especializada para alcanzar la modernidad. Al final salen los olores de una sociedad retrógrada, violenta, vociferante y vulgar.

Putas y camareros.

Alf Duran Corner

 

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