SEÑAS DE IDENTIDAD

Focus: Política
Fecha: 18/03/2000

Los estudiosos del arte de la guerra, desde Von Clausewitz hasta Sun Tzu, siempre han defendido la tesis de que las batallas las gana tanto un contendiente como las pierde el otro. Es decir, a los aciertos del primero se añaden los errores del segundo.

En el mundo de los negocios, en apariencia menos violento, la mejora de la cuota de mercado obedece en ocasiones a circunstancias ajenas al propio esfuerzo. El principal competidor ha tenido problemas en la línea de fabricación y/o ha roto stocks y/o ha servido tarde y mal. Nuestras ventas crecen inesperadamente y el desconcierto es general.

En España el PP ha ganado las elecciones generales y el PSOE las ha perdido. La prensa internacional de prestigio, sin las crispaciones de nuestro universo mediático, ha sentenciado que los españoles han votado con la cartera más que con el corazón.

Puede ser en parte cierto, pero no es suficiente para explicar este descalabro.

Nosotros creemos que estas elecciones las ha perdido el PSOE más que ganarlas el PP.

Y las ha perdido porque ni la estrategia (la definición de un proyecto), ni la estructura (las redes organizativas que lo pueden hacer plausible), ni las personas (el equipo humano identificado con tal definición) han sido capaces de presentar un programa ilusionante.

Si a esto añadimos un estilo directivo poco consistente (vacío de liderazgo) y una cultura corporativa anclada en las formas arcaizantes de la transición, empezaremos a comprender el alcance del fracaso.

No es de extrañar que esta curiosa mezcla de funcionarios y brokers vestidos por Armani que constituye el núcleo duro del PP haya obtenido tal clamoroso éxito.

Al PSOE siempre le queda la autocrítica, pero hay que tener la inteligencia y el coraje para llevarla a cabo.
Alf Duran Corner

 

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