UNA CURA DE HUMILDAD

Focus: Sociedad
Fecha: 25/02/2005

La juventud siempre se ha creído dominadora del mundo y ha tratado de arrumbar a aquellas personas que no pertenecían a su exquisito colectivo. En el mundo actual, que cultiva el gusto por las imágenes, aunque sean efímeras, la juventud es un modelo de referencia.

Por eso podemos contemplar los denodados esfuerzos de los menos jóvenes en tránsito a la madurez, para comportarse, vestirse y acicalarse como si todavía pertenecieran a los hijos de los dioses. Resultan patéticos.

Ya lo dijo el clásico : “ Qui n´a pas l´esprit de son âge, de son âge a toute la malchance”.

Frank Schirrmacher nos ha recordado hace poco un texto esclarecedor, en boca del poeta alemán Gottfried Benn, quien pronunció una conferencia a mediados de los cincuenta con el extraño título: “El envejecimiento como problema para los artistas”.

El título era engañoso, pues lo que Benn pretendía resaltar era lo absurdo del mito de una juventud genial y creativa, frente a una vejez decrépita y consumidora.

Así se expresaba Benn:

“...Es muy curioso; es absolutamente sorprendente cuántas personas célebres hay entre las personas de más edad.

Voy a citarlos brevemente; sólo el nombre seguido de la edad; primero escultores y pintores: Tiziano, 99; Miguel Angel, 89; Munch, 81; Degas, 83; Maillol, 83; Rodin, 77; Tintoretto, 76; Renoir, 78...

Poetas y escritores: Goethe, 83; Shaw, 94; Tolstoi, 82; Voltaire, 84; Swift, 78; Víctor Hugo, 83; Gide, 82; Hauptmann, 84; Tennyson, 83...

Músicos: Verdi, 88; Richard Strauss, 85; Monteverdi, 76; Händel, 74; Bruckner, 72;
Wagner, 70; Palestrina, 71; Schumann, 81; Cherubini, 82... “.

Cuarenta años más tarde (1993) el astrofísico Richard Gott publicó en la revista “Nature” su “teoría de la supervivencia”. Su conclusión, precedida de un potente modelo matemático, fue: “Lo que existe durante tiempo suficiente, tiene cada vez más posibilidades de seguir existiendo, más que aquello que hace poco que existe”.

El problema de muchos jóvenes es que está por ver si llegan a la edad adulta. Por si llegan, han de guardar ahora su gerontofobia en un armario y cerrarlo con siete llaves.

Será una decisión inteligente y una cura de humildad. No estaría de más que leyeran también a Scott Fitzgerald.
Alf Duran Corner

 

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