Y AHORA QUÉ

Focus: Política
Fecha: 23/06/2006

Ya han echado a Maragall. Se han quedado tranquilos. La mediocridad está servida.

Pascual Maragall no es un político corriente. Es difícil encasillarlo. Se salta la letra de la canción o la reescribe, cuando considera que su visión es más certera, más imaginativa, más utópica.

Debe de tener el carnet del PSC, pero ello no constriñe su pensamiento. Al aparato de su partido, de cualquier partido, no le gustan los lobos solitarios.

Pasará a los libros de historia como el mejor alcalde de Barcelona, el que supo transformarla y la convirtió en una de las ciudades más atractivas del mundo.

También quedará como el político que puso las bases de una España federal (la única posible), gracias a su tesón en el desarrollo del proceso del Estatut de Catalunya.

Un hombre, en el que la “rauxa” le puede al “seny”, era el único capaz de romper la monotonía del discurso esencialista de los últimos veinte años.

En sus tres años de gobierno ha dado un vuelco a temas prioritarios, como la educación y la sanidad, que no preocupaban especialmente a la mesocracia de los gobiernos anteriores.

Los ciudadanos lo querían, pero su capacidad de improvisación desconcertaba a sus colegas. Ha sido injuriado, maltratado y engañado por amigos y enemigos políticos. No se le ha respetado (ni en su calidad de President de la Generalitat). Y él lo ha soportado todo estoicamente.

Ahora tendrá tiempo de reflexionar y quizá nos sorprenda de nuevo con un movimiento inesperado.

Entretanto, yo le aconsejo que lea “La conjura de los necios” de John Kennedy Toole. Comprobará que el guión ya estaba escrito.
Alf Duran Corner

 

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