Así pues, no hay prácticamente ninguna duda de que los objetivos de reducción de emisiones de CO2 son inalcanzables...

Así pues, no hay prácticamente ninguna duda de que los objetivos de reducción de emisiones de CO2 son inalcanzables dentro de un marco capitalista, a causa de una limitación doble. La internacionalización de los costes ligados a las emisiones de CO2 queda limitada por la exigencia de rentabilidad y la disminución del crecimiento chocaría con la lógica de competencia y de acumulación sin fin.

El escenario del capitalismo verde supone que se impongan al capitalismo normas que le son totalmente extrañas. En muchos puntos, tal escenario entra en contradicción con los mecanismos fundamentales de este modo de producción. La introducción masiva de una ecotasa perturbaría profundamente el principio de competencia entre capitales individuales, frenaría la rotación del capital y no desembocaría en una estructuración estable de la economía mundial. Fundamentalmente, la hipótesis del capitalismo verde supone un “choque exógeno” brutal que revolvería profundamente la configuración actual del capitalismo. Supone, además, la existencia de una instancia planetaria que asegure un grado acrecentado de centralización y de promulgación de normas mundiales que, una vez más, van en contra de la esencia competencial del modo de producción capitalista.

Así pues, el capitalismo verde es un oxímoron. La hipótesis de tal régimen se basa en una mala comprensión de las leyes del capitalismo y en una sobreestimación de su capacidad de hacer frente de manera racional a los desafíos medioambientales. Esta conclusión negativa permite señalar las especificidades de una alternativa ecosocialista, que implicaría una planificación a escala mundial y un cuestionamiento de los modos de producción y consumo adecuados a la lógica capitalista. En términos económicos, esta alternativa reivindica una bajada significativa de la tasa de excedente social o, en todo caso, una profunda transformación de su contenido. Por no tomar más que un ejemplo, el aumento de la duración de los bienes de consumo sería en sí un factor de bajada de la rentabilidad.

En cambio, lo que sí que es posible es “verdear” el capitalismo, es decir, un crecimiento más rápido de los sectores dedicados a producir nuevas fuentes de energía, mejorar la calidad térmica de las viviendas, etc. Cierto número de gobiernos apuestan por el papel motor que tales sectores podrían desempeñar y gran parte de los gastos dedicados a la lucha contra el calentamiento pueden ser interpretados como subvenciones al desarrollo de esos sectores. Pero, por todas las razones señaladas, este desarrollo admitiría como condición y como límite su compatibilidad con la lógica del beneficio.

 

Fuente: El capitalismo en 10 lecciones. Michel Husson. La Oveja Roja. Madrid. 2013

 

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