Cada vez parece más claro que fue la sequía la responsable de que los monos se convirtieran en seres antropomorfos...

Cada vez parece más claro que fue la sequía la responsable de que los monos se convirtieran en seres antropomorfos, hace algo menos de 25 millones de años. Luego, hace unos cinco millones de años, aparecieron los primeros homínidos. Y tras ellos, hace apenas dos millones de años, los primeros humanos, los cuales, con la última glaciación del Cuaternario, que terminó definitivamente hace unos 10.000 años, se hicieron realmente sabios sabios; dicho en latín, resulta menos pedante: Homo sapiens sapiens .

Esta historia de los primates que se hicieron inteligentes comenzó hace unos 25 millones de años en África. La jungla había comenzado a retraerse por el cambio climático hacia el frío, y algunos simios iban adoptando características un poco más próximas a lo que hoy adjetivamos como humano. Desde luego, ya había monos anteriormente, y no sólo en África, sino también en América, procedentes de una línea común, cuando ambos continentes estaban unidos. Pero en América no cambiaron las condiciones ambientales de manera tan dramática, y en África sí. Además, en América los pocos primates que sobrevivieron nunca llegaron a extenderse ni evolucionar tanto como los africanos.

Ya hemos visto que los primates descienden de aquellos pequeños mamíferos, como musarañas, que pudieron sobrevivir a la catástrofe que extinguió a los dinosaurios cuando se inició la era Terciaria, hace 65 millones de años. Durante muchos millones de años, prácticamente toda la primera mitad de dicha era Terciaria, los mamíferos evolucionaron de manera lenta, adaptados bien a una vida terrestre (ratones, y luego otros mamíferos más grandes) o bien a una vida arborícola (los primitivos monos) en la que se encontraban cómodos. Pero hace unos 25 millones de años nuestro cambiante planeta ofreció una más de sus sorpresas climáticas, y en África, en concreto, desapareció buena parte de la selva a causa de un prolongado periodo de frío y sequía; ése fue el pistoletazo de salida para el proceso de hominización...

Hoy sabemos que cada vez que el planeta en su conjunto, o al menos una buena parte de él, ha experimentado un enfriamiento importante, la correspondiente era glacial (o mejor dicho, la sucesión de diversas eras glaciales salpicadas de épocas algo más benignas) eliminaba muchísimas formas de vida. En cambio, las que sobrevivían lo hacían gracias a mutaciones afortunadas que les permitían adaptarse cada vez mejor al ambiente hostil, y luego solían tener mucho más éxito cuando el clima se volvía más benigno. Los seres humanos descendemos, pues, de especies que consiguieron sobrevivir a tales extinciones y que fueron “mejorando” con los fríos y las sequías.

 

Fuente: Hijos de las estrellas. Manuel Toharia. Ediciones Temas de Hoy. Madrid. 1998.

 

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