Después de 1700, y en el espacio increíblemente corto de cincuenta años, se inventó la tecnología. La palabra misma es un manifiesto...

Después de 1700, y en el espacio increíblemente corto de cincuenta años, se inventó la tecnología. La palabra misma es un manifiesto, ya que combina techne , es decir, el misterio de un arte manual, con logy , o sea, el saber organizado, sistemático y con un fin determinado.
El gran documento de este dramático cambio de rumbo desde el arte a la tecnología y uno de los libros más importantes de la historia fue la Encyclopédie , editada entre 1751 y 1772 por Denis Diderot (1713-1784) y Jean d’Alembert (1717-1783). Esta famosa obra intentó reunir de forma sistemática y organizada el saber de todas las artes, de tal manera que el no iniciado pudiera aprender a ser un “tecnólogo”. No fue en absoluto por casualidad que, en la Encyclopédie, los artículos que describen un arte concreto, por ejemplo hilar o tejer, no fueran escritos por artesanos, sino por “especialistas de la información”, esto es, gente preparada como analistas, matemáticos, lógicos; tanto Voltaire como Rousseau contribuyeron a ello. La tesis subyacente en la Encyclopédie era que los resultados efectivos en el universo material –en herramientas, procesos y productos- son producidos por un análisis y una aplicación del saber sistemáticos y con un propósito.
Pero además, la Encyclopédie también predicaba que los principios que producían resultados en un arte los producirían también en otro. Sin embargo, esto era un anatema tanto para el hombre de saber tradicional como para el artesano tradicional.
Ninguna de las escuelas técnicas del siglo XVIII tenía como objetivo producir nuevo saber, ni tampoco era el propósito de la Encyclopédie ; ninguna de ellas hablaba siquiera de la aplicación de la ciencia a herramientas, procesos y productos, esto es, a la tecnología; esta idea tendría que esperar otros cien años, hasta alrededor de 1890, cuando un químico alemán, Justus Liebig (1803-1873), aplicó la ciencia a la invención de los primeros fertilizantes artificiales y, posteriormente a una forma de conservar las proteínas animales, el extracto de carne. No obstante, lo que sí hicieron las escuelas técnicas y la Encyclopédie fue tal vez más importante: reunieron, codificaron e hicieron pública la techne , el misterio de las artes, tal como se había desarrollado a lo largo de milenios; convirtieron la experiencia en saber, el aprendizaje en libro de texto, el secreto en metodología, el hacer en saber aplicado. Esto es la esencia de lo que ha llegado a conocerse por “Revolución industrial”, es decir, la transformación mediante la tecnología de la sociedad y la civilización en el mundo entero.

 

Fuente: Drucker esencial. Peter Drucker. Edhasa. Barcelona. 2003.

 

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