¿Determina el lenguaje el pensamiento? El lingüista Edward Sapir (1884-1939) y el etnolingüista Benjamín L.Whorf (1897-1941) enunciaron la hipótesis de Sapir-Whorf del determinismo lingüístico...

¿Determina el lenguaje el pensamiento? El lingüista Edward Sapir (1884-1939) y el etnolingüista Benjamín L.Whorf (1897-1941) enunciaron la hipótesis de Sapir-Whorf del determinismo lingüístico: el pensamiento de un humán está determinado por las categorías o conceptos de la lengua que habla. Otra versión de la tesis es que las diferencias entre las lenguas son las que causan las diferencias entre las maneras de pensar, que las categorías que proyectamos sobre el mundo proceden de la lengua que hablamos y no de nuestro análisis objetivo de la realidad. Más recientemente se han visto las limitaciones insalvables de esa posición. Especialmente contundente es la respuesta negativa de Steven Pinker: “Esta hipótesis está fatalmente equivocada. La idea de que el pensamiento es lo mismo que el lenguaje constituye un buen ejemplo de lo que podría denominarse una estupidez convencional, o sea, una afirmación que se opone al más elemental sentido común y que, no obstante, todo el mundo se cree porque recuerda vagamente haberla oído mencionar...”.

Los mecanismos cerebrales subyacentes al lenguaje y al pensamiento tienen que estar entrelazados, aunque ignoramos en qué consisten y cómo se interrelacionan. De todos modos, en muchas ocasiones el lenguaje cumple funciones cognitivas y se emplea para guiar y conducir el pensamiento, mientras que este determina lo que queremos decir y cómo lo decimos. Puesto que el lenguaje desempeña tareas cognitivas y comunicativas, se plantea la pregunta de cuáles fueron primordiales en el desarrollo de nuestra capacidad lingüística. El psicólogo Lev Vigotsky (1896-1934) mantenía que en el infante el origen del lenguaje es social y solo en el curso del desarrollo infantil va siendo interiorizado como pensamiento verbal. Algunos autores funcionalistas, como Charles Li, consideran que “el lenguaje surgió evolutivamente ante todo y sobre todo como un vehículo de la comunicación humana, no como un instrumento del pensamiento”. Otros autores, como Noam Chomsky y Frederick Newmeyer, han defendido la primacía de la función cognitiva, pues ello explicaría mejor el carácter recursivo de la gramática, la mayor relación de las categorías gramaticales con las cognitivas que con las comunicacionales, la existencia de niveles ocultos de la gramática que representan aspectos del significado y la posibilidad de formar oraciones sin función comunicativa. Chomsky es tajante: “...el lenguaje no puede ser considerado propiamente como un sistema de comunicación. Es un sistema para expresar el pensamiento, que es algo muy diferente. Desde luego, también puede ser usado para la comunicación, como puede serlo cualquier cosa que haga la gente, como la manera de andar o el estilo de la ropa o el peinado, por ejemplo. Pero en cualquier sentido útil del término, la comunicación no es la función del lenguaje e incluso puede carecer de especial relevancia para entender las funciones y la naturaleza del lenguaje”. En cualquier caso, el lenguaje permite articular y representar el pensamiento, potenciando así la inteligencia y la capacidad de resolver problemas, por lo que ha sido seleccionado en el curso de la evolución humana.

 

Fuente: La naturaleza humana. Jesús Mosterín. Editorial Espasa Calpe. Madrid. 2006.

 

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