Durante la época juvenil, y bajo la influencia combinada de maestros, padres, libros y demás agentes del ambiente moral...

Durante la época juvenil, y bajo la influencia combinada de maestros, padres, libros y demás agentes del ambiente moral, se establecen en el cerebro estilos y modos de asociación celular diversos para cada niño y de los cuales dependerán, andando el tiempo, el carácter y la personalidad intelectual del adulto.

Según Cajal, las enseñanzas de los preceptores y de los padres obedecen a prejuicios, a fanatismos, a ideas falsas tocantes a la ciencia, a la religión y a la conducta. Bajo el influjo de esta información, se establecerán en el cerebro del niño conexiones exclusivas y anormales entre determinados grupos de células; el resultado psicológico será quizá la rutina del pensar, el desprecio a la ciencia, la credulidad excesiva, el ansia de lo maravilloso y otros vicios de pensamiento tan graves como dificilísimos de desarraigar.

La juventud se educa mal y pocos serán los cerebros cuya arquitectura celular no haya sido algo deformada y en los que coexistan asociaciones naturales con otras aberrantes. Cada escuela política, filosófica o artística produce en sus adeptos un estilo de asociación de ideas, de juicios y de raciocinios tan exclusivo y cerrado que en lo somático hay que relacionarlo con la existencia de conexiones especiales y sistemáticas entre varios grupos neuronales. Las asociaciones intercorticales a menudo producen manifestaciones opuestas, como por ejemplo materialismo y espiritualismo, socialismo e individualismo. Cuando las asociaciones celulares que se han creado durante el período juvenil alcanzan el grado de robustez que expresa la palabra convicción , entonces el pretender deshacerlas es tanto como querer corregir la anatomía del encéfalo y cambiar la personalidad. El cerebro de un positivista probablemente no funciona como el de un espiritualista y las diferencias fisiológicas que los separan implican diferencias estructurales que sólo pueden borrarse a costa de mucho tiempo, porque las expansiones nerviosas son tan lentas en crecer y establecer asociaciones nuevas como perezosas para retraerse y atrofiarse. La plasticidad neuronal es grande en el joven, pero disminuye en el adulto y casi desaparece en el anciano.

 

Fuente: La felicidad. José M.R.Delgado. Ediciones Temas de Hoy. Madrid. 1999

 

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