En el trabajo existen muchas fuentes de tensión, como en la vida misma...

En el trabajo existen muchas fuentes de tensión, como en la vida misma: crisis inesperadas, altas expectativas, problemas insolubles de todo tipo. ¿Cómo puede uno impedir estresarse? Un primer paso consiste en establecer prioridades entre las demandas que se acumulan en la conciencia. Cuanto más responsabilidades se tienen, más esencial se vuelve saber qué es verdaderamente importante y qué no. Las personas de éxito a menudo elaboran listas o diagramas con todas las cosas que tienen que hacer, y rápidamente deciden qué tareas pueden delegar u olvidar y cuáles tienen que llevar a cabo personalmente y en qué orden. A veces esta actividad adopta la forma de un ritual que, como todos los rituales, sirve en parte para volver a dar la seguridad de que las cosas están bajo control. John Reed, director general de Citycorp, dedica cierto tiempo cada mañana en establecer sus prioridades. “Soy un gran consumidor de listas –dice-, siempre tengo listas de cosas que hacer. Si tengo cinco minutos libres, me siento y elaboro listas de cosas de las que debería preocuparme…”. Pero no es necesario ser tan sistemático; algunas personas confían en su memoria y experiencia y toman sus decisiones de una forma más intuitiva. Lo importante es desarrollar una estrategia personal para producir algún tipo de orden. Después de que se han establecido las prioridades, algunas personas confían en su memoria y experiencia y toman sus decisiones de una forma más intuitiva. Lo importante es desarrollar una estrategia personal para producir algún tipo de orden. Después de que se han establecido las prioridades, algunas personas se enfrentarán primero a las tareas más fáciles de la lista, apartando de la mesa las más difíciles; otras proceden al revés, porque sienten que después de haber resuelto los asuntos más difíciles, los más fáciles se resolverán por sí mismos. Ambas estrategias funcionan, pero para personas de manera diferente; lo importante es que cada uno encuentre la forma que mejor le va.

Ser capaz de crear orden entre las diversas demandas que se acumulan en la conciencia facilita mucho la prevención del estrés. El nuevo paso consiste en poner las propias capacidades a la altura de cualquier reto que se haya identificado. Habrá tareas para las que nos sentimos incompetentes. ¿Podemos delegarlas en otra persona? ¿Somos capaces de aprender a tiempo las habilidades necesarias? ¿Es posible obtener ayuda? ¿Puede transformarse la tarea o dividirse en partes más simples? Habitualmente la respuesta a una de estas preguntas proporcionará una solución que transforma una situación potencialmente estresante en una experiencia de flujo. Sin embargo, nada de esto sucederá si se responde a la tensión de forma pasiva, como hace un conejo paralizado por los faros de un automóvil que se le acerca. Se debe prestar atención a las tareas que conllevan orden, al análisis de lo que se necesita para completarlas y a las estrategias de solución. Sólo ejerciendo cierto control puede evitarse el estrés. Aunque todo el mundo tiene la energía psíquica que se necesita para sobrellevar la tensión, muy pocos aprenden cómo utilizarla eficazmente.

 

Fuente: Aprender a fluir. Mihaly Csikszentmihalyi. Editorial Kairós.Barcelona.1998.

 

« volver