Qué tal te van las cosas? Los hombres no siempre ...

Qué tal te van las cosas? Los hombres no siempre se han saludado de esto modo a lo largo de la historia: invocaban la protección divina y nadie se inclinaba de la misma manera delante de un campesino y de un caballero. Para que la fórmula "¿Cómo van las cosas?" aparezca, hay que dejar atrás la relación feudal y entrar en la era democrática, que supone un mínimo de igualdad entre individuos separados, sometidos a los altibajos de sus humores. Hay una leyenda sobre el origen médico de esta expresión, al menos en francés: "Qué tal le va con las deposiciones?". Es el vestigio de una época que veía en la regularidad intestinal un signo de buena salud.
Esta formalidad lapidaria y generalizada responde al principio de economía y constituye el lazo social mínimo en una sociedad de masas que pretende reunir hombres de todos los niveles. Pero a veces tiene menos de rutina que de intimación: queremos obligar a la persona encontrada a situarse, queremos dejarla atónita, someterla con una sola palabra a un profundo examen. ¿En qué momento estás? ¿En qué te has convertido? Se trata de una discreta conminación que obliga a cada cual a exponerse en la verdad de su ser.

 

Fuente: La euforia perpetua. Pascal Bruckner.

 

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