Y, para terminar, hay que mencionar una paradoja sobre la relación que se da entre beneficios e inversión...(Juan Torres López)

Y, para terminar, hay que mencionar una paradoja sobre la relación que se da entre beneficios e inversión. Como pusieron de relieve economistas tan dispares como David Ricardo, Karl Marx, Knut Wicksell o John M. Keynes, si consideramos la inversión como la adición de nuevos bienes de capital al capital ya existente que se va haciendo a lo largo del tiempo, resulta que lo que se destina a invertir se detrae del consumo, es decir, de las ventas que son la base de los beneficios. Por tanto, resulta que un aumento continuado de la dotación de capital (de maquinaria, instalaciones, etc.) lleva consigo una pérdida de beneficios futuros, que deprimirá la inversión, si es que aceptamos que ésta depende de los beneficios.

Expresada de otra manera, esta paradoja significa que las economías capitalistas que necesitan un incremento constante de la inversión tienden a sufrir constantemente situaciones de sobrecapacidad, es decir, de exceso de dotación de capitales respecto a las ventas que pueden realizarse, como consecuencia de que se hayan detraído recursos del consumo para realizar la inversión. Esta paradoja  da pie a otra que expresó hace años William Fellner y que desgraciadamente no es tenida en cuenta hoy día ni por la mayoría de los grandes dirigentes empresariales ni por los responsables de aplicar las políticas económicas: “Una distribución equitativa del ingreso puede ser propicia para los intereses empresariales”. Es así, porque de esa manera se puede asegurar que habrá suficiente consumo y así se garantizarán las ventas de las empresas. Esta idea es bastante realista, pero actualmente está olvidada o incluso rechazada, lo cual no sólo perjudica a los perceptores de rentas salariales, sino también a las empresas que viven de lo que se consume con los salarios y que sólo beneficia a las empresas muy grandes o a las que tienen clientes cautivos gracias a su gran poder de mercado (las eléctricas, de comunicaciones, de bienes muy necesarios, etc.).

 

Fuente: Economía para no dejarse engañar por los economistas. Juan Torres López. Ediciones Deusto. Barcelona.2016.

 

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