SÍ o NO

Focus: Política
Fecha: 28/03/2019

En la “causa general” contra Catalunya, y en especial contra los independentistas catalanes y sus líderes políticos y sociales, la sala segunda del Tribunal Supremo regula el turno de preguntas de acusadores y defensores según su propio criterio, ateniéndose a la personal interpretación del hecho procesal.

Una de las constantes que las partes enfrentadas manejan, es que los testigos  –los de la acusación  y los de la defensa–  contesten Sí o No a las preguntas que se les formulan. Es una manera sencilla de acotar el espacio y evitar discursos paralelos. Están obligados a decir la verdad.

En Estados Unidos la fórmula es mucho más completa y exigente: decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad.

Para situarnos sobre el contexto ideológico y cultural que magistrados, fiscales, abogados acusadores y testigos llevan sobre sus espaldas, sería saludable que contestaran llanamente a algunas preguntas sencillas, fáciles de responder, que al referirse a hechos concretos no admiten posiciones intermedias (sólo un Sí o un No). Los ciudadanos catalanes directamente afectados por el proceso se lo agradecerían.

 

Al magistrado señor Marchena, por ejemplo, le preguntaríamos:

 

Al magistrado señor Varela le preguntaríamos:

 

Al magistrado señor Berdugo le preguntaríamos:

 

A la fiscal señora Madrigal le preguntaríamos:

 

Al fiscal señor Zaragoza le preguntaríamos:

 

Al fiscal Jaime Moreno le preguntaríamos:

 

Al guardia civil señor Baena le preguntaríamos:

 

Al guardia civil señor Pérez de los Cobos le preguntaríamos:

 

Hay muchas otras preguntas y otros personajes que deberían responder, pero lo vamos a dejar aquí. Sólo cabe añadir unas reflexiones para tener bien construido el escenario:

1). Los fiscales y abogados del Estado son funcionarios dependientes del gobierno central, que nombra al Fiscal jefe.

2). Los magistrados y jueces son funcionarios adscritos al poder judicial, que en teoría es independiente, pero que en la práctica no lo es, como bien expresó con firmeza Alexander Hamilton, uno de los padres fundadores de Estados Unidos.

3). Los mecanismos para la promoción y designación de jueces y magistrados a los más altos organismos del poder judicial (Consejo General del Poder Judicial, Tribunal Supremo, Tribunal Constitucional, Audiencia Nacional, etc.) quedan sesgados por el papel interviniente del poder ejecutivo y de los dos partidos dominantes.

4). Los funcionarios se adscriben a un perfil definido: estudio, oposiciones, organización jerárquica, sueldo prefijado, pluses y dietas por fidelidad y permanencia, coberturas sociales, pensión asegurada.

5). Lo anterior determina una ideología conservadora.

 

Con este equipamiento cultural e ideológico, es fácil aventurar el sentido y calibre de la sentencia. Será condenatoria, aunque las pruebas presentadas no resistan los argumentos de las defensas. Sólo el miedo a perder sus mezquinos privilegios o a exponerse a la crítica del entorno internacional, puede reducir la amplitud de las condenas.

Su pasado les delata. Sus síes más que sus noes. 

 

Alf Duran Corner

 

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