UN DISPARATE

Focus: Política
Fecha: 02/02/2007

Los representantes de los países occidentales, junto a los de algunas monarquías petroleras árabes, se han reunido en París con el propósito de recaudar fondos para ayudar al devastado Líbano.

El principal contribuyente ha sido Arabia Saudita, con 847 millones de euros. Le siguen Estados Unidos (593) y Francia (500). En total se ha obtenido, entre ayudas a fondo perdido y préstamos, una cifra aproximada a los 5.850 millones de euros.

El pueblo libanés (con un PIB de 21.400 millones de dólares y una deuda pública estimada en un 209% de su PIB) debería estar agradecido a la comunidad internacional.

Pero al margen de lo que declaren enfáticamente sus dirigentes, no se fía. Y hace bien.

Y no se fía porque sabe que siempre estará a expensas de los delirios del último gobierno militarista israelí, que considera que el Líbano es su campo de entrenamiento.

El Líbano es un país en continua reconstrucción. Quizás por ello las empresas de obras públicas hacen su agosto. Se estima que en el 2006, la ofensiva israelí destruyó 7.000 viviendas, 175 fábricas y 150 puentes. También desplazó a cerca de un millón de personas. Los muertos no cuentan en este inventario.

La pregunta es si tiene sentido que los contribuyentes del mundo desarrollado (es decir, los que pagamos impuestos) sigamos sufragando los gastos producidos por las decisiones unilaterales del gendarme del Medio Oriente.

Esto es un disparate. Y nadie habla de ello.
Alf Duran Corner

 

« volver