VIVIR PELIGROSAMENTE

Focus: Sociedad
Fecha: 17/01/2024

Que el año se presenta complicado no es ninguna novedad. Venimos arrastrando un deterioro en todos los planos (el político, el económico y el social) y en todos los ámbitos (el local, el nacional y el internacional). Ya no hay proyectos reales a largo plazo. Todo es volátil y perecedero. Solo quedan las anécdotas del día a día, las ocurrencias de los listillos, los discursos retóricos de los manipuladores, las maniobras mafiosas de los aprovechados. Con este material resulta muy difícil construir un modelo razonable de convivencia universal, un modelo compartido que permita, aunque sea por un tiempo, dar un respiro a los humanos, a la naturaleza y a las otras especies.

Veamos algunos flashes con los que nos cruzamos a diario, algunos lejanos y otros más próximos, flashes que afectan a nuestra realidad, aunque no seamos conscientes de ello.

▪ En Estados Unidos, el país más poderoso del mundo (con el permiso de la República Popular China), se celebrarán elecciones en noviembre para la presidencia. Y como en ese país la presidencia tiene amplios poderes ejecutivos, la elección es clave. Y lo más probable es que los electores (con un nivel de participación desde 1940 que no supera el 55%) tendrán que decidir entre un senil señor Biden y un megalómano señor Trump. La experiencia acumulada demuestra que cualquiera de estos dos tipos puede llevarnos a una confrontación mundial. Y lo más grave es que el protocolo para acceder al botón nuclear en Estados Unidos es menos exigente que en la Rusia de Putin.

▪ En las recientes elecciones presidenciales en Taiwan, el candidato del partido en el poder (DPP) ha sido elegido para el cargo con cinco millones seiscientos mil votos, mientras que sus contrincantes solo han obtenido cuatro millones setecientos (KMT) y tres setecientos (TPP). Es decir que ocho millones cuatrocientos mil ciudadanos (una amplia mayoría) no comparten el programa del partido ganador y por eso han votado a los otros. El DPP es el gran aliado de Estados Unidos en la zona, en tanto que los partidos en la oposición están a favor de encontrar fórmulas de acercamiento a la República Popular China. No solo esto, sino que las cúpulas de los dos partidos perdedores negociaron hasta el último momento un candidato único, proyecto que fracasó por personalismos de los líderes. En definitiva, que el conflicto sigue vivo y que los protagonistas reales son Estados Unidos y la República Popular China.

▪ Y por si alguien cree que todo esto queda muy lejos y aquí no pasa nada, podemos añadir que Estados Unidos tiene en el Pacífico, y en particular en el sudeste de Asia, una extensa red de bases militares, además de la presencia constante de la Séptima Flota. Concretamente en Corea del Sur tiene treinta bases y unos treinta mil soldados; en Japón ciento veinte bases y sesenta mil soldados, con especial posición en la isla de Okinawa en la que ocupan dieciocho mil hectáreas. Hay que contar además con las cinco bases de Filipinas (que pronto serán nueve), más presencias puntuales en Singapur y zonas próximas. Un arsenal que explica el gran Déficit corriente de la economía norteamericana y su rampante Deuda Pública, deuda que podrá mantenerse mientras el dólar continúe siendo moneda refugio para la gran mayoría de países. Cabe preguntarse si este marco monetario tiene futuro y que consecuencias supondría su caída.

▪ Y siguiendo en la esfera internacional, reflexionemos por un momento sobre la reciente celebración de un torneo futbolístico correspondiente al Estado español (un torneo inventado para llenar las arcas de algunos listillos) en un país autocrático, machista y de profunda cultura reaccionaria, como es Arabia Saudita. La frivolidad del espectáculo viene acompañada del cinismo de celebrar el evento no muy lejos del “castillo de fuegos no artificiales” en el que el poderoso ejército israelí sigue su plan de destrucción de activos, incluida la población civil de lo que queda de la franja de Gaza.

▪ Y por si esto no fuera suficiente, los cazas norteamericanos y británicos se han dedicado esta última semana a bombardear posiciones de los grupos Hutíes en Yemen, país que lleva más de diez años de guerra civil. En esta guerra olvidada también intervienen los cazas de Arabia Saudita (el país anfitrión de la supercopa española) que de forma sistemática hacen sus incursiones diarias. La guerra ha producido hasta ahora cinco millones de desplazados y la situación está cronificada. Y si miramos un mapa comprenderemos la importancia estratégica del Yemen en la boca del mar Rojo. A raíz del conflicto Israel – Hamas, las fuerzas hutíes (que controlan la capital del país Aden) han estado atacando a los barcos portacontenedores de tránsito que consideraban vinculados a Israel, y es por ello que la alianza saudita-americana-británica ha respondido. Y lo han hecho porque si esos barcos han de cambiar de ruta y dar la vuelta al continente africano, los costes logísticos para las economías occidentales se elevarán todavía más, alimentando un perfil recesionista en los mercados.

▪ En este clima de agudo belicismo, los gobiernos de todos los países citados y algunos más están fabricando rencor, que puede derivar en odio si le añades componentes religiosos ultra ortodoxos. Cabe la hipótesis de atentados suicidas o de tipo similar en concentraciones urbanas, como por ejemplo los próximos Juegos Olímpicos de París, entre julio y agosto. Hay que estar prevenidos y tomar todas las medidas necesarias para evitarlos, pero es imposible cubrir todos los riesgos. Quien siembra vientos recoge tempestades.

▪ Y sobre la amenaza real del cambio climático (“climate disruption” me parecería una acepción más apropiada) mejor no hablar. La pantomima de una reunión en uno de los países principales productores de combustibles fósiles (Dubai) es una genuina tomadura de pelo. Estas reuniones no sirven para nada. La segunda ley de la termodinámica (vamos hacia el desorden) va cumpliendo su curso, gracias a la activa dinamización de ese mamífero superior que llamamos hombre.

▪ Que la corriente autoritaria sigue su marcha ascendente en todo el planeta lo vamos a constatar en un año como el actual, plagado de elecciones. La tolerancia, el respeto, la libertad de opinión y asociación van siendo barridas. La democracia, la auténtica democracia - que no es otra que la directa -, está en horas bajas. Vemos tendencias reaccionarias profundas en los poderes judiciales, legislativos y ejecutivos, incluidos en órganos supranacionales como la Unión Europea, su Comisión, su Parlamento, sus altos funcionarios. Los medios de comunicación perdieron hace ya mucho tiempo su independencia y están al servicio de quienes los mantienen financieramente, sean estas fuentes públicas o privadas. La manipulación informativa es obscena hasta extremos increíbles.

▪ Un buen ejemplo de esta manipulación es el relato de la “guerra de Ucrania”, una guerra entre “buenos y malos”. Es curioso observar que ya no se habla de ella, como si no existiera. Y día a día produce muerte y desolación. Los únicos ganadores  – ya lo hemos dicho otras veces–  son los lobbies del sector  armamentístico. Su peso en todas las economías nacionales va creciendo y se ha transformado en un monstruo, como ya avisó y denunció hace un montón de años el presidente norteamericano Dwight Eisenhower. Esa guerra solo tiene una salida viable, que es un alto el fuego y el reconocimiento de la soberanía territorial de las partes tal como está ahora. Vender, como se hace desde muchas fuentes, que la única solución es que el ejército ucranio y sus aliados ganen la guerra es una falacia interesada. Nunca la podrán ganar, a no ser que la OTAN declare la guerra a la Federación Rusa, para dar comienzo a la tercera guerra mundial. Llegados aquí, apaga y vámonos.

▪ Sobre Rusia podemos afirmar – y así lo indican los pocos analistas independientes que quedan – (la mayoría anglosajones) que la población apenas ha notado las continuas sanciones económicas, políticas y de otra índole que los gobiernos occidentales le han aplicado. Han asumido que operan en una economía de guerra. En las ciudades la vida sigue y en las zonas rurales se ha apreciado una mejora del consumo por las remesas monetarias de los voluntarios que se han incorporado al ejército regular. Las empresas extranjeras que se han ido han sido privatizadas o han pasado a control del Estado. Las pensiones están siendo abonadas regularmente. No hay problemas de suministro en los supermercados y los restaurantes siguen su rutina habitual. La Federación Rusa puede tener una mala cuenta de resultados por una ineficiente gestión, pero su patrimonio es de los más elevados del mundo, como gran almacén de todo tipo de materias primas. Además el bombardeo mediático contra Rusia (y por asociación contra los ciudadanos rusos) ha producido el llamado “efecto Stalingrado”, la recuperación del orgullo de formar parte de la patria rusa frente a la amenaza exterior. Tienen muy presente algunas bravatas como la del presidente de Polonia Andrzej Duda cuando al inicio de la guerra declaró: “Los rusos han de sentir el gusto amargo de la derrota”. Se ha fomentado la desconfianza. Esto explica que el presidente Putin continúe teniendo el apoyo del 80% de la población, aunque el 56% desee que se abran negociaciones para acabar con el conflicto ya que la guerra no es popular, como no lo es en parte alguna. Veremos que hace Biden si vuelve a ganar las elecciones en Estados Unidos. Si seguimos de cerca sus mensajes podemos apreciar un cambio en su apoyo al gobierno de Ucrania. Ha pasado de apoyarlo as long as it takes” (hasta donde sea necesario) a “as long as we can” (hasta donde podamos). Trump puede hacer cualquier cosa. Es imprevisible.

▪ Me resulta aburrido, muy aburrido, cerrar estos flashes a nivel próximo. El Estado español seguirá su tambaleante camino hacia la nada de su “España, una, grande y libre”, donde la basura política supera todas las cotas. Están catatónicos. No se mueven de la línea de salida. Ni los gánsteres de la derecha, ni los golfos de la izquierda. Es la España cañí que hace equilibrios para parecer moderna, con un lenguaje plagado de “Artificial Intelligence / AI”, “Startups” y “Private Equity”. Son unos desgraciados cuyo único deporte es poner sus sucios dedos en los ojos de los catalanes independentistas (estos últimos siempre con los lirios en la mano), porque con los vascos no se atreven. Cada vez más violentos, más ultra ortodoxos, más reaccionarios.

▪ En cuanto a la nación catalana sigue en standby, en el más absoluto vacío político. El gobierno de la Generalitat continúa haciendo gestiones administrativas y reportando a la oficina central en la capital del reino. Los partidos políticos del frente unionista (Psoe,PP,Vox) tienen sus pequeñas digresiones pero comparten un credo ideológico ultra nacionalista. Los partidos independentistas (o que se declaran como tales) han aparcado este tema para más adelante y se ponen zancadillas cortoplacistas mientras ejercen de autonomistas de segunda generación. Una de esas zancadillas, de una ridiculez aplastante, es polemizar sobre el derecho a expulsar a inmigrantes-delincuentes que han hecho de este estatus una forma de vida. No se dan cuenta de que esto es una trampa. Mientras Catalunya no sea un Estado independiente no podrá tener una política inmigratoria propia. No se trata de expulsar o no expulsar. Se trata de controlar los flujos. Si se hubiera hecho, no se habría producido el descalabro de contar con ocho millones de habitantes incapaces de ser absorbidos por el sistema. No hay trabajo, no hay recursos, no hay ni puede haber ayuda para todos. La multiculturalidad, como bien denunció Ángela Merkel tras el fracaso alemán, es una estafa promovida por ignorantes incompetentes como la señora Colau (todavía ejerciendo de mandamás),  que tiene la desfachatez de cuestionar por una parte la catalanidad y por otra de tildar de extremistas de derechas a quienes defienden, con razón, la expulsión de los delincuentes profesionales reincidentes, vengan de donde vengan. Que el Estado haga oídos sordos a este contencioso es otra cosa.

▪ Y sobre Barcelona poco que añadir. Frau Colau y su pandilla siguen el proceso de derribo. La última novedad es estrechar todavía más las calles Muntaner y Aribau y hacer un carril bici por la plaza de Catalunya. Esto es como trasladar el parque de atracciones del Tibidabo al centro de la ciudad. Tengo que volver a citar a mi admirado John Kennedy Toole y su refrescante novela “La conjura de los necios”. Pues sí, parece que van ganando.

 

Entretanto haga un esfuerzo y no deje de sonreír cada mañana por el hecho de estar vivo.

 

Abur, Adéu, Chao.  

 

 

 

Alf Duran Corner

 

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