Focus: Sociedad
Fecha: 02/11/2024
Siempre me ha parecido un despropósito llamar “hijos de puta” a aquellos que por sus actos consideramos indignos de pertenecer a nuestro marco social común. Pretendemos insultarlos, a modo de castigo emocional, pero lo hacemos tomando como referencia a sus madres, mujeres que no tienen por qué ser responsables de las conductas asociales de sus hijos.
Los resabios de la época victoriana y su tufo reaccionario sitúan a la prostituta, que vende su cuerpo a su pesar, como una “mala mujer” frente a las virtudes de la mujer burguesa, idealizada por el Sistema dentro de una cultura machista que la reduce a un papel de sometimiento a gusto del usuario.
La expresión “hijo de puta” se repite constantemente en los grandes eventos colectivos (como son los partidos de fútbol), donde unas masas asilvestradas descargan sus instintos más ruines contra los jugadores del equipo contrario o contra lo que se supone que estos representan.
Hago este preámbulo porque no encuentro la palabra justa, el adjetivo preciso (que tanto preocupaba a mi admirado Josep Pla) para calificar el comportamiento de los políticos profesionales y de los medios subsidiados que los acompañan, en el desastre climático anunciado que ha asolado ciudades y pueblos del País Valencià.
Tan preocupados que están por la “unidad de España” (un concepto retórico vacío de contenido) y sin embargo reaccionan tarde y mal cuando se produce una catástrofe de esta naturaleza en ese territorio. ¿Qué sentido tiene que hayan sido fundamentalmente los ciudadanos de a pie quienes hayan respondido, con sus precarias capacidades, para asistir a los dañados, cubrir sus necesidades más elementales, dar un toque de esperanza a sus vidas?
Un Estado que presume de moderno, que exporta armas a terceros países y que cuenta con un ejército de 140.000 soldados y una fuerza paramilitar (la Guardia Civil) formada por 80.000 personas, ¿cómo es que no actúa de forma inmediata para poner orden y aplicar soluciones ya? ¿Para qué sirven los 14.000 millones de su presupuesto de Defensa?
¿Qué significa este goteo ridículo de soldados a la zona afectada (que si mil, que si dos mil, etc.), cuando les faltó tiempo para enviar 6.000 guardia civiles a Catalunya en el 2017 y no precisamente para echar una mano a unos ciudadanos que solo querían votar, sino para agredirlos violentamente?
Menos trompeteo, menos medallas y menos desfiles. Si no actúan en momentos como éste es que no nos sirven.
Sinceramente, me faltan adjetivos para calificarlos.