A QUIEN VOTAR
Focus: Política
Fecha: 21/10/2011
A algún chistoso se le ocurrió la peregrina idea de convocar elecciones generales el próximo 20 de noviembre, aniversario del fallecimiento del dictador Francisco Franco. Debía pensar en clave de “estrategia” (cualquiera sabe que entienden estos chicos por este concepto), pero lo cierto es que el gobierno socialista, presidido por el señor Rodríguez Zapatero, lo debió considerar muy ocurrente y aceptó el envite.
Los sondeos en este país, que dicen que es un país democrático, son el instrumento preferido de los gobernantes para tomar sus decisiones políticas. Ahora los sondeos dan mayoría absoluta al Partido Popular – que en las autonomías en las que gobierna lo ha hecho rematadamente mal – porque la mayoría de los ciudadanos consideran que el PSOE ha fracasado en el gobierno del Estado – lo cual es irrebatible – y porque además la mal llamada “sabiduría popular” piensa que en las épocas difíciles la derecha es más capaz que la izquierda.
Y en el Partido Popular están tan contentos que llevan meses repartiendo regalos y escaños, como si se tratara de una fiesta en un parque temático. Y en esto último quizás tengan razón, porque la España actual es lo más parecido al bodrio de Tierra Mítica.
A mi personalmente me importa muy poco quien gane las elecciones en España. Lo que sí sé es que ganará el nacionalismo español y su simbología, y que los mismos que en su día votaron al PSOE votarán ahora al PP, porque después de 36 años de aquel 20-N, las dos marcas se hallan cada vez más próximas y las diferencias entre esa derecha y esa izquierda son apenas perceptibles.
Por eso, en las naciones sin Estado (Euzkadi y Catalunya) lo que contará es si el nacionalismo español (PSOE más PP más otros grupos marginales) pesa más que el nacionalismo catalán y vasco. En el caso de Catalunya, si Convergència i Unió más Esquerra más los independentistas son capaces de defenderse frente a la ola españolista.
Y como la memoria es débil, conviene recordar a los desmemoriados que el Partido Popular es el mismo que presentó recurso de inconstitucionalidad contra el Estatut de Catalunya, y que fue mendigando por “las españas”, firmitas que avalaran sus intenciones. Y que el Partido Socialista (en España nadie presume de obrero) es el mismo que “se cepilló” el documento aprobado por el Parlament de Catalunya. Que los dos partidos (el pueblo unido jamás será vencido) se han inventado una reforma de la constitución – que no servirá para nada – que entroniza el límite del déficit público. Que el Partido Popular es el que ha hurgado en el tema de la inmersión lingüística, sin darse cuenta de que gracias a esto muchos jóvenes castellano-parlantes (formados en escuelas públicas) se hallan hoy más integrados en la cultura catalana que sus padres. Que el Partido Socialista (que en su origen fue PSC) ha perdido sus raíces originales – catalanistas y socialdemócratas – y que los Pallach, Reventós, Vidal, Cirici, etc. han sido reemplazados por un grupo de burócratas que han hecho de la política una profesión bien remunerada. Que tanto el PP como el PSOE (en sus versiones regionalistas) son simples delegaciones de ventas de sus centrales en Madrid.
Si uno es catalán y quiere votarles, está en su derecho. Catalunya es un laboratorio experimental que permitirá saber hasta que punto el pueblo tiene conciencia de la situación o está enajenado.
El concepto de “enajenado” o “alienado” lo explica muy bien Erich Fromm en “¿Tener o ser?”, aunque comprendo que los votantes del PSOE y del PP en Catalunya no estén para estos trotes. Ellos prefieren ver Tele 5 o Antena 3.
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