Focus: Política
Fecha: 25/11/2024
La verdad es que me importa muy poco lo que hagan o dejen de hacer con su voto los militantes de la antigua Esquerra Republicana de Catalunya, en el próximo evento para elegir a sus nuevas cabezas pensantes. Si me baso en sus antecedentes más recientes, ya vimos que por mayoría (no abrumadora, eso es cierto), aprobaron el apoyo de sus dirigentes a la “consagración” del neocatólico señor Illa como Presidente de la Generalitat de Catalunya.
No sé si se olvidaron de la violencia física y moral practicada por el Estado español en el 2017 contra los ciudadanos independentistas catalanes, y de lo que sigue sucediendo en los frentes judiciales. Si se taparon la nariz o si practicaron otro tipo de elucubración mental, pero lo cierto es que esa elevación a los altares de un representante genuino del aparato represivo PPPSOE no ha hecho más que consolidar el caciquismo de matriz castellana en la nación catalana.
En poco tiempo y a cambio de nada tangible para los facilitadores (ERC) -que no sea asegurar el sueldo de algunos de sus funcionarios-, el triste señor Illa ha ido colocando a amigos y conocidos, fieles a una España grande y libre, en los puestos más relevantes del espacio público de la Generalitat. Ahora ya lo controlan todo (principales ayuntamientos, diputaciones y la deseada Generalitat).
Y todo esto o buena parte de ello se debe a la labor taimada del equipo que ha liderado durante los últimos años un partido histórico, que declaró hace casi cien años querer la independencia de Catalunya, pero que no ha hecho nada de verdad para conseguirla.
Y ahora, con motivo de esa próxima votación entre los militantes, se han puesto a hablar de sus activos. Y los candidatos a los puestos clave (en este caso a la secretaría general), han declarado eufóricamente (alguno con la boca pequeña) que su principal activo es el señor Junqueras, ciudadano que ha presidido ERC con mano de hierro en los últimos trece años.
Desde la distancia me parece penoso que unos políticos profesionales (que viven de los presupuestos públicos) no sean capaces de analizar fríamente la trayectoria de su jefe de fila. Porque ese señor es el de “ampliar la base”, pactar bajo cuerda con la señora Soraya Sáenz de Santamaría, aislar a la minoría crítica del partido, potenciar a tipos mediocres y pro españolistas como el señor Rufián, hacerle la cama al President Puigdemont en los momentos más difíciles, jugar a la ambigüedad con sus propios compañeros y un largo etcétera de despropósitos.
Quizás es que los militantes de ese partido no distinguen bien entre Activos y Pasivos. Para hacerlo fácil, Activo es lo que tienes y Pasivo lo que debes. La traslación de un concepto contable de naturaleza económica a otros campos puede producir errores de bulto. Hay que ir con cuidado con el uso de las palabras. Decía Ludwig Wittgenstein, el gran filósofo austriaco, que el mundo que vemos se define y alcanza significado por las palabras que elegimos.
El señor Junqueras no es un activo. Es un gravoso pasivo que puede arrastrar a su partido hacia la liquidación total.
Qué les vaya bonito.