ALTAS FINANZAS

Focus: Economía
Fecha: 13/02/2009

El mundo anda revuelto ante la mayor crisis financiera de los últimos cien años. La llamada crisis del 29 (durante el siglo pasado) afectó principalmente a Estados Unidos, y de rebote a Alemania y al Reino Unido. La actual, gracias a la globalización, afecta a todo el planeta.

Los particulares, las empresas, las instituciones acuden a bancos y cajas en busca de crédito y en la mayoría de los casos no lo consiguen. Bancos y cajas aseguran que están dispuestos a concederlos si hay solvencia, es decir, si el deudor les garantiza (con bienes propios, avales, etc.) su devolución.

La gente no entiende qué está pasando y se pregunta porqué el gobierno no presiona a las entidades financieras para que abran el grifo. Quizás la respuesta es relativamente fácil: quieren guardar el dinero para cubrir sus necesidades.

La misión de una sociedad financiera es simple: toma dinero de los ahorradores (a quienes paga un interés) y lo presta o debería prestarlo a unos terceros (a quienes impone un interés mayor). Con la diferencia de intereses paga sus costes de explotación y genera un beneficio.

Pero bancos y cajas (con el dinero de los ahorradores) compran también otras cosas: acciones, obligaciones, moneda extranjera y otros activos financieros. Cuanto más compren de todo esto, menos dinero les quedará para prestar a los que piden un crédito.

Y hasta ahora les resultaba mucho más rentable especular con lo primero que lubricar la economía con lo segundo. Así presentaban espectaculares resultados, pagaban dividendos (los bancos), generaban plusvalías, exhibían obra social. Esto explica que la Caixa tenga en su cartera acciones de Telefónica, Repsol y otras compañías punteras y que Cajamadrid sea unos de los principales accionistas de Iberia.

Pero su codicia ha ido tan lejos que han comprado también otros activos financieros de origen oscuro, bien calificados por la agencias de rating, de los que esperaban obtener pingües beneficios. Y ahora saben que algunos de esos papeles (cuántos, “qui lo sa”) no valen nada. La realidad irá cayendo cuando se produzcan los vencimientos. Intuyen que el agujero puede ser muy grande y por eso cogen el dinero de los ahorradores y lo guardan en sus arcas como provisión de futuras pérdidas.

Si a esto se añade los descalabros del sector inmobiliario, en especial de los grandes promotores de vivienda que han ido a “concursales” (antiguas suspensiones de pagos), dejando deudas millonarias a bancos y cajas, es fácil resolver la ecuación.

No dejan dinero porque no lo tienen para ese uso. La verdad de sus balances saldrá a relucir progresivamente. Cuentan con la bondad de sus clientes ahorradores, que no acuden masivamente a retirar sus fondos.

Todo muy ruin. Altas finanzas.
Alf Duran Corner

 

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