ALTERNATIVAS ECONÓMICAS

Focus: Economía
Fecha: 07/03/2014

Los políticos españoles siguen insistiendo en la amenaza de que una Catalunya independiente quedará fuera de la Unión Europea y que esto supondrá una catástrofe para los ciudadanos catalanes. Como no tienen argumentos racionales contrastables, utilizan sus proclamas esotéricas habituales.

En esta ocasión vamos a obviar su deformada estética y a centrarnos en la Unión Europea como el “paraíso terrenal”. ¿Es ciertamente el lugar maravilloso que nos cuentan? Los hechos puros y duros no dicen esto, sino todo lo contrario: políticamente es un fracaso, pues en el interior no ha conseguido la unidad perseguida y en el exterior ha sido incapaz de actuar como interlocutor válido en los conflictos internacionales; socialmente el lobby de Bruselas sólo ha servido para reducir las prestaciones y aumentar las desigualdades, favoreciendo a las élites del poder; económicamente sí ha funcionado como mercado único – lo cual es positivo – aunque quizás lo hubiera acabado siendo en último término por las presiones de la Organización Mundial del Comercio y la realidad de la globalización.

Pero cuando los indocumentados políticos y medios de comunicación dicen “Europa recomienda”, “Europa cree”, ¿a qué se refieren? George Moore, el padre del positivismo lógico, les hubiera echado del aula por su pobre rigor de definición. Voy a repetirlo una vez más: Europa es una realidad territorial y poblacional, y nada más. En su interior hay agrupaciones de países heterogéneos, con diferentes intereses: la Unión Europea (con fuerte carga burocrática: comisión, parlamento, funcionarios, etc.), la Eurozona (que es una parte de la Unión Europea que comparte además la política monetaria y depende del Banco Central Europeo), la Asociación Europea de Libre Comercio - EFTA - (formada por unos países europeos que no están en la Unión Europea, ni tienen previsto estarlo) y , por último, otros países que también están en Europa pero que no pertenecen a ninguna agrupación de esta índole, como es el caso de Turquía.

El único interés del mundo económico y empresarial es mantener el arancel cero entre los países de la Europa territorial y ampliarlo tanto como sea posible. Y para ello no es necesario ser miembro de la Unión Europea sino del Espacio Económico Europeo, en el que existe libertad de movimiento de mercancías, de personas (con limitaciones) y de capitales, y del que forman parte tanto los miembros de la UE (excepto Croacia) como los de la EFTA (excepto Suiza). El caso de este país es interesante porque prefiere ir por libre, aunque goza de las mismas condiciones preferenciales que sus colegas.

Los países de la EFTA mantienen su soberanía monetaria, no reciben fondos de la Unión Europea, pero tampoco tienen que participar en sus costes. Tienen una mínima estructura de coordinación.

Catalunya, como contribuyente neto a la Unión Europea, no ha tenido hasta la fecha ninguna ventaja digna de mención desde que el Estado Español fue aceptado como miembro en 1985. Por el contrario, España (sin Catalunya) ha sacado mucho provecho como receptora de los fondos de cohesión y de los fondos estructurales, con un saldo altamente positivo a su favor. Otra cosa es el mal uso que haya podido hacer de estos recursos económicos.

Para Catalunya, la Unión Europea no es ningún paraíso. En Europa hay otras alternativas.

Alf Duran Corner

 

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