AÑOS DE PENITENCIA

Focus: Sociedad
Fecha: 30/12/2008

Hace ya muchos años aprendí de mi querido amigo Fred Wechsler que el éxito (y aquí la definición es tan abierta como se quiera), estriba en la capacidad de ajustarse a los cambios del entorno y en la velocidad del proceso de ajuste.

El año 2009 nos va a poner a prueba. La ventaja es que el cambio no ha sido brusco, pues hemos tenido todo el 2008 para ensayar respuestas. E incluso, los más avezados, contaron con el segundo semestre del 2007, aunque la sociedad les hizo poco caso.

Vienen años complicados, años de penitencia. Hay que encogerse y aguantar. Los “años del desmadre”, en feliz expresión de Tom Wolfe (aunque aplicado a otra realidad histórica), se han acabado, quizás para siempre.

Y no hay que buscar culpables, a la manera judeocristiana, porque todos hemos participado en el festín. Es cierto que unos más que otros.

Los “reyes del universo” (los grandes financieros) han resultado ser unos fulleros. Han jugado con el dinero de los demás y han hecho todas las trampas inimaginables y algunas más. Pero hasta hace escaso tiempo habían sido vitoreados por el resto de la concurrencia. Y lo fueron porque a su alrededor repartían riqueza y poder. No vale quejarse ahora de sus cuantiosos ingresos, de sus derroches, de su exultante soberbia.

La Administración Pública (nacional e internacional), fagocitada por el credo neoliberal, no ha cumplido su papel de velar por el interés de los ciudadanos. No sólo no ha regulado, sino que ha colaborado, en su calidad de “convidado de piedra”, a que la madeja se hiciera incomprensible. Ahora dispara cañonazos, mediante la máquina electrónica de imprimir dinero, pero no sabe adonde apuntar porque no conoce (nadie lo sabe) donde están los objetivos a abatir.

Los “expertos económicos” han hecho el ridículo una vez más. Sus pronósticos han fallado estrepitosamente. Han perdido credibilidad, si es que alguna vez la tuvieron. De ahora en adelante, mejor que se dediquen a tratar de explicar lo que ha ocurrido. A posteriori todo es más fácil.

La Bolsa ha dejado de ser el escaparate de un capitalismo desenfrenado. Todos los mercados bajan y los valores se sitúan en la proximidad del valor contable de las empresas. Donde tienen que estar. La trampa del “fondo de comercio”, que justificaba las explosiones en el valor de capitalización, ya no se la creen ni los párvulos.

Los consumidores / productores / empleados que han sido seducidos por los viajes de “low cost”, la “hipoteca a cuarenta años”, los I-Pod, los coches “a pagar cuando quiera”, las televisiones de plasma y un largo etcétera de obligaciones, se han enterado de que todo era mentira. De que el mundo no es “el país de jauja”.

Años de penitencia (¿cuántos? ¿qui lo sá?). Años de trabajo, de mayor esfuerzo, de menos oropel, de más intimidad. Años en los que prive la sencillez, el consumo responsable (el real, no el supuestamente ecológico), el disfrute de la naturaleza (no el artificio del ocio prefabricado).

Si somos capaces de cambiar de actitud, la vida resultará más fácil y placentera. En el fondo, nunca pasa nada.

Feliz año nuevo.
Alf Duran Corner

 

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