Focus: Política
Fecha: 28/10/2016
Algunos se preguntan por qué la señora Susana Díaz ha puesto tanto empeño en liquidar los melifluos movimientos del señor Sánchez para poder presidir un gobierno del Estado, y, a continuación, ha prestado su apoyo indirecto para que el señor Rajoy pueda de nuevo gobernar. En el campo del lenguaje no corporal, esto estaba cantado, después de los segundos de flirteo entre Susana y Mariano, que las cámaras captaron el “día de la raza”.
Como siempre las respuestas pueden ser variadas, aunque algunas exigen un análisis más profundo.
Es cierto que estos dos ciudadanos forman parte del bloque “nacionalista español” y que su principal preocupación se centra en el “contencioso catalán”, bajo el eslogan de que no pueden permitir que “España se rompa”. No debemos olvidar tampoco que el PSOE andaluz gobierna en esa comunidad con el apoyo parlamentario de Ciudadanos, que en algunos aspectos está a la derecha del PP. Es decir, la señora Susana Díaz goza de buena vecindad.
La impresión es que hay un pacto no escrito entre el PP y el PSOE, para que el primero continúe manejando el poder desde el Estado y el segundo tenga libertad de acción en sus feudos tradicionales (Andalucía y Extremadura), con algunos otros territorios menos representativos.
Que el PP ha sido líder en corrupción y lo seguirá siendo es más que una hipótesis razonable. Que el PSOE de los ERE’s, de los PER’s, de las subvenciones y de los enchufes, se mantenga vivo, demuestra la eficacia del sistema del duopolio político.
Aunque a mi juicio el “golpe de Estado” en el interior del PSOE y el posterior sometimiento al PP, tiene otras razones no coyunturales, que tienen más que ver con el mantenimiento de las poltronas y de sus regalías que con otra cosa. Y la clave es Abengoa y su actual situación económico-financiera. La historia de Abengoa es la historia del poder en España, una historia que valida, una vez más, el precepto lampedusiano de que “es menester que todo cambie, para que todo siga igual”.
Todo empieza cuando Javier Benjumea Puigcerver, del bando de los ganadores de la Guerra Civil, crea la empresa en 1941, junto a un compañero de la escuela de ingenieros ICAI. La idea inicial era fabricar contadores eléctricos. No era un joven emprendedor de los de ahora; era un rico latifundista bien emparentado. Si revisamos su pedigrí, vemos un primer Benjumea (Diego) que durante la Restauración amasó una gran fortuna desde su despacho de abogados y se convirtió en un gran latifundista y ganadero. Más adelante tenemos dos tíos carnales de Javier Benjumea: el conde de Guadalhorce, que fue ministro de Obras Públicas durante la dictadura de Primo de Rivera, y el conde de Benjumea, que fue ministro de Hacienda con Franco y luego gobernador del Banco de España, aunque el puesto clave para aumentar su patrimonio fue el de director del Instituto de Crédito para la Reconstrucción Nacional, lugar desde el que nacionalizó las Minas de Río Tinto, que acabaron siendo propiedad de un pool bancario y promovió la instalación de una refinería de petróleo en Huelva, que hoy controla Cepsa.
Javier Benjumea Puigcerver tuvo modelos de referencia y sabía muy bien que para hacer negocios tenías que rodearte de altos funcionarios del Estado, sin importar mucho su teórica posición política. Gracias a ello en 1994 el rey Juan Carlos le nombró primer marqués de Puebla de Cazalla, manteniendo al mismo tiempo una estrecha relación con los señores Felipe González y Manuel Chaves. Fue precisamente Manuel Chaves quien le otorgó el título honorífico de “hijo predilecto de Andalucía” en 1990.
A lo largo de los años, una extensa lista de políticos y ex-políticos han pasado por los órganos directivos de la compañía, bien como miembros del consejo de administración o como asesores externos. Destacaremos a Javier Salas, que fue presidente del INI, Alberto Aza, ex-jefe de la Casa Real, José Borrell, ex-ministro de Obras Públicas, Alan García, ex-presidente del Perú, Ricardo Hausmann, ex-ministro venezolano, Carlos de Borbón-Dos Sicilias, primo del rey Juan Carlos, Carlos Sebastián, hermano del ex-ministro de Industria Miguel Sebastián, Luis Solana, ex-diputado socialista, Javier Rupérez, ex-diputado y ex-senador, José Terceiro, ex-subsecretario de la Presidencia del Gobierno, etc., etc.
Y este enfoque ha permitido que aquella inicial fábrica de contadores se transformara en una multinacional. Primero, bajo el amparo franquista, desarrolló proyectos como la señalización de las vías férreas, la construcción de catenarias, los planes de regadío, la central nuclear de Zorita. Sus clientes eran Renfe, Sevillana de Electricidad, Telefónica, y la mayoría de las empresas de los monopolios público y privado. Luego, al inicio de la Transición, hubo un cambio de chaquetas, pero se mantuvo el principio fundacional. En aquel momento era un gigante de los bienes de equipo. El paso siguiente, ya con el euro como moneda de referencia y grandes facilidades crediticias, fue la expansión internacional.
La apuesta por las energías renovables contó con la colaboración del lobby socialista, formado por los señores Atienza, Sebastián, Borrell y la señora Narbona, todos ellos ex-ministros de los gobiernos de Felipe González y de José Luis Rodríguez Zapatero. Siendo Miguel Sebastián ministro de Industria (2009), se adjudicaron a Abengoa 13 plantas que sumaban 650 megawatios, después de que el gobierno hubiera aprobado un año antes la legislación más favorable que había existido en España para la energía termosolar. Desde esta plataforma, la empresa alcanzó un liderazgo mundial en ese tipo de energía.
El camino estaba trazado si se mantenían las condiciones de base de las tarifas eléctricas, pero la llegada de Mariano Rajoy al poder y la reforma eléctrica, iniciada en enero del 2012, desequilibró el modelo. La empresa había crecido aprovechando el apalancamiento financiero, pero ahora era incapaz de cumplir con sus compromisos de pago. La cúpula de Abengoa reaccionó: echó del consejo a Carlos Sebastián (PSOE) y lo sustituyó por Ricardo Martínez Rico (PP), que había sido secretario de Estado en Hacienda con Montoro y socio suyo en una empresa privada de consultoría. Hubo un cambio de signo, pero no fue suficiente. Un dato muy significativo de las grandes limitaciones era su nivel de endeudamiento, que había pasado de 1.100 millones de euros en el 2006 a 11.500 millones en el 2016, que es diez veces el resultado bruto de explotación. “Too Big To Fail”, demasiado grande para quebrar. Pero no nos preocupemos, que para eso está el Estado y su equipo de rescate.
El perfil de la empresa en el 2015 era el de un conglomerado de 44 filiales, una facturación consolidada de 7.000 millones de euros, 25.000 puestos de trabajo a nivel internacional (7.000 de ellos en el Estado Español) y su sede central en Sevilla. Para los políticos andaluces, era “la gran empresa andaluza” que había que cuidar, por muchos problemas que hubiera tenido debidos a la mala gestión (“crony capitalism”). Una de esas filiales (Abengoa Bioenergy US) quebró entonces con un pasivo que incluía bonos por un importe de 3.850 millones de dólares. Luego la bola de nieve siguió hacia abajo, con caídas en México, Brasil y otros países latinoamericanos, en los que dejó una ristra de deuda, operaciones bloqueadas y desempleo (pérdida de 7.000 puestos de trabajo).
La empresa está en manos ahora de los bancos, que han aceptado dos cosas, quizás porque no había otra solución. Primero, una reestructuración de la deuda con un fuerte descuento. Segundo, un cambio de deuda por acciones. Santander, Bankia, CaixaBank, Popular, HSBC, Sabadell y Crédit Agricole y otros acreedores financieros con menor exposición, lo han asumido, pero han exigido garantías del Banco de Crédito Oficial y del Cesce (la aseguradora del Estado). Y por fin las han tenido. El pacto entre bambalinas ha sido claro: yo te apoyo para que sigas gobernando y tu me apoyas para que continúe presentándome como la gran defensora del mantenimiento de los puestos de trabajo en Andalucía. Mariano y Susana. Susana y Mariano. ¡Qué bonito!
Lo menos relevante para el PPPSOE es que la empresa no sea rentable, que esté en estado de insolvencia, que sea una empresa privada, que sus principales directivos hayan sido cesados con indemnizaciones multimillonarias, que el consejo de administración las haya autorizado, que existan donaciones de acciones a la monarquía española, que su segundo ejecutivo haya sido fichado por Blackrock (al mismo tiempo que ese fondo hacía apuestas a la baja con grandes beneficios), que la auditora Deloitte no haya encontrado ninguna irregularidad en las cuentas de los últimos tres años, que la refinanciación esté gravada con altos intereses, que los contribuyentes hayan puesto 300 millones de euros a fondo perdido. Nunca pasa nada.
El señor Rajoy podrá por fin presidir el nuevo gobierno y la señora Díaz se autoproclamará reina de la fiesta. Sólo falta que el primero le cante a la segunda aquella tonadilla que dice:
¡Oh Susana!, No llores más por mi,
que muy pronto un beso te daré.
Cuando vuelva junto a ti.
¿Todavía no entienden por qué queremos darnos de baja de este club?
Notas:
(1) Nuestra cita está especialmente dedicada a la pareja de moda (Susana & Mariano).
(2) En lectura seleccionada describimos un ejemplo de aquella ley del poder que recomienda “utilizar la honestidad y la generosidad de forma selectiva para desarmar a nuestras víctimas”.
(3) En mi biblioteca tenemos el primer estudio sociológico sobre las élites del siglo XX. Un clásico.
(4) En de otras webs el historiador Agustí Colomines desenmascara la plataforma de la izquierda catalana antiindependentista.