CAPITALISMO "MADE IN SPAIN"

Focus: Economía
Fecha: 21/10/2016

En el último siglo sólo han existido en el mundo dos modelos económicos (el capitalista y el socialista) y su diferencia fundamental estriba en la propiedad de los medios de producción. En el primero, los medios (incluidos los intangibles) están en manos de los ciudadanos, a título individual o colectivo. En el segundo, están en manos del Estado. En el primero, el motor es la iniciativa privada, personificada en el empresario. En el segundo, el motor es el aparato burocrático, personificado en el funcionario. En el primero, el campo de juego permite la libre iniciativa. En el segundo el campo de juego se ajusta a la planificación. Hay algunos modelos híbridos, como aquellos en los que el Estado se limita a controlar ciertos sectores estratégicos de la economía, pero incluso en estos el protagonismo capitalista está muy claro. Hasta el momento, el modelo socialista ha fracasado empíricamente, en tanto que el capitalista se renueva constantemente, a pesar de sus grandes limitaciones, y sigue vivo. El modelo chino (férreo control político y cierta libertad de mercado) no puede todavía ser juzgado, por el poco tiempo en el que lleva operando.

Y si nos centramos en el modelo capitalista, podemos identificar una de sus perversiones: el denominado “crony capitalism” o capitalismo de amiguetes. Su racionalidad tiene un componente histórico (las regalías o concesiones que los monarcas absolutos concedían a sus próximos, para asegurar su apoyo y su fidelidad). Ese tipo de capitalismo sigue vigente. En este caso no hay “mano invisible”, que en teoría ajusta la oferta a la demanda, y sí manos visibles, más o menos transparentes, que orientan el proceso económico según su conveniencia. Cuanto más débil es la democracia de un país, más prospera el “capitalismo de amiguetes”. En este tipo de capitalismo, los inversores siempre ganan. Si la empresa tiene éxito, el beneficio va a las arcas de los socios. Si va mal, el Estado cubre el descalabro. En definitiva, privatizar ganancias y socializar pérdidas (éstas últimas siempre a cargo del contribuyente).

En lo de “socializar pérdidas”, el Estado Español ocupa un lugar preferente. Siempre ha sido así. En el siglo XXI el mecanismo es muy simple y resulta repetitivo: primero se abre un concurso para cubrir una supuesta necesidad de carácter público. A éste acuden los “sospechosos habituales” (empresas de obras públicas con apoyo de los bancos afines). Un comité de expertos nombrados a dedo hace la adjudicación. Se inicia la obra (que se paga religiosamente una vez terminada) y luego otra sociedad creada al efecto (vinculada a la concesionaria) empieza a explotar el proyecto. Si va bien, perfecto. Pero lo interesante es que si va mal, mejor. Y esto, ¿por qué?. Simplemente porque en el contrato hay una cláusula por la cual el Estado se hace responsable patrimonial del evento y de sus consecuencias financieras. Los accionistas, que ya han ganado dinero con la obra civil, recuperan su inversión. Los bancos otro tanto. El único que pierde es el Estado. O sea, los contribuyentes.

Esto explica fiascos como la plataforma Castor, las radiales de Madrid, el tren de alta velocidad de la Meca, la ampliación del canal de Panamá y un largo etcétera de despropósitos.

Y, ¿quién hay detrás de todo esto? Sacyr, Ferrovial, FCC, Acciona, OHL, Abertis, BBVA, Banco Santander, etc. Los de siempre, los que no quieren “que España se rompa” porque se les acabaría parte del negocio.

Claro que el ”capitalismo de amiguetes” sería imposible si no existiera un acuerdo tácito entre los altos funcionarios del Estado y los grandes grupos empresariales. Acuerdo que asegura, a los primeros, puestos futuros en sus organizaciones-clientes, de acuerdo con el principio de la “puerta giratoria”.

Y es que el peor enemigo del capitalismo, tal como lo concebía el ingenuo de Adam Smith, son esos capitalistas disfrazados de emprendedores que han acumulado riqueza y poder gracias al Boletín Oficial del Estado.

 

 

Notas:

(1) Nuestra cita expresa la verdad de nuestras vergüenzas.

(2) En lectura seleccionada, tenemos un vivo retrato del trato que los españoles dispensan a Catalunya.

(3) En mi biblioteca, un libro extraordinario sobre un personaje irrepetible.

(4) En de otras webs, podemos seguir la documentada conferencia de Vicent Partal en Bellaterra sobre el estado del camino hacia la independencia. Periodismo de calidad.
Alf Duran Corner

 

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