CARETAS FUERA

Focus: Política
Fecha: 19/09/2014

Ha llegado el momento de comprometerse y esto no es tarea fácil. Hay que decidir y cualquier decisión entraña un riesgo, y todo el mundo no tiene la misma capacidad para asumir su cuota de riesgo. El riesgo tiene muchas caras: personal, profesional, económico, etc. De ahí el miedo al cambio, a defender lo establecido, a no hacer nada. Es el paraíso de la mesocracia. Ya avisó Jordi Carbonell: “Que la prudència no ens faci traïdors”.

En el tema de la independencia de Catalunya, los medios de comunicación catalanes – con algunas excepciones notables – han nadado entre dos aguas. O sea, no se han mojado. Pero ahora ha llegado la hora de la verdad.

De los grupos mediáticos privados, el grupo Godó (la derecha españolista) ha ido suprimiendo o reduciendo el peso de sus colaboradores más próximos al independentismo (Basté, Rahola, Marc Alvaro), potenciando su línea vaticanista “no sabe/no contesta” (Cuní, Puigvert,Carol, Juliana) y soltando su camada reaccionaria (Zarzalejos & friends). El grupo liderado por “El Periódico” ha mantenido su línea habitual, entre el catecismo sociata, la “feria de abril” y algunos flashes demagógicos. O sea, un españolismo algo más cutre que sus colegas de la Diagonal, pero de similar beligerancia. El que “La Vanguardia” y “El Periódico” tengan ediciones en catalán es una débil coartada de su aparente catalanidad.

El grupo Hermes se ha posicionado de forma clara a favor de la independencia, tanto en los medios de prensa (“El PuntAvui”, “Sapiens”, “L’Econòmic”, etc.) como en su nuevo canal de televisión. Es de agradecer su bocanada de aire no contaminado. En cuanto al “Ara”, cuenta con un selecto equipo de periodistas y colaboradores que no ocultan su compromiso con Catalunya y el nuevo Estado, aunque en ocasiones parece que se ven obligados a colocar algunas gotas “babelianas”, que pueden explicarse por el perfil de ciertos accionistas.

En lo que respecta a los medios públicos y en especial a los más importantes (TV3, BTV, Catalunya Radio) siguen practicando esa ambigüedad activa del que está más pendiente de su sueldo que de sus convicciones personales. Hay casos dramáticos (en el sentido anglosajón del término) en los que se dedica el mismo tiempo a Carme Forcadell (y a los millones de ciudadanos que ella representa), que a José Ramón Bosch (Societat Civil Catalana), una agrupación cuyos miembros no llenarían un cine de barrio y que tienen la desvergüenza de utilizar un código tramposo (Societat Civil Catalana), ya que justamente representan lo contrario. Alegar que todo ello se hace a favor de la objetividad es una muestra más de frivolidad profesional. La objetividad se parametriza; si no, no existe. Quizás el problema radica en que los medios públicos catalanes practican desde hace muchos años la endogamia; faltan seniors potentes e independientes y sobran medianías con espíritu de becario.

Hay que tener un sentido de la mesura para no hacer el ridículo. La fórmula, tan querida por algunos comunicadores catalanes, de poner un fascista en la mesa para que haya “debate”, es una idiotez. Los enemigos de Catalunya ya se pasean por los medios madrileños para soltar sus infamias. Allí están en su ambiente; aquí sobran.

Ya no caben más excusas. Caretas fuera !

Alf Duran Corner

 

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