CIGARRAS Y HORMIGAS

Focus: Sociedad
Fecha: 09/04/2010

La fábula de La Fontaine se repite a lo largo del tiempo. La cigarra pasa su verano, entre cantos y fiestas, disfrutando del ocio, en tanto que la hormiga se atiene a las exigencias de la labor. Y cuando llega el invierno, la cigarra, carente de alimentos, pide ayuda a la hormiga, y ésta se pregunta con qué derecho lo hace.

Nuestra sociedad tiene un problema de fondo. El trabajo y el esfuerzo diario (el espíritu calvinista) están mal vistos. Se ha fomentado el juego y el divertimento, y ahora, que toca plegar velas, nuestra capacidad de reacción es mínima.

Por eso no es de extrañar que con un 20% de paro, hoteles, restaurantes, cafeterías y bares hayan puesto el “completo” en el reciente período vacacional, que seguimos denominando – no se sabe porqué – “semana santa”.

La estadística oficial nos dice que, en el pasado año, los españoles han ahorrado uno de cada cinco euros de la renta disponible. Lo han hecho posiblemente a contrapelo, temerosos del horizonte previsible. Esto aumentará la liquidez de las entidades financieras, que dispondrán de más fondos para animar el crédito.

¿Crédito para qué? Se preguntarán algunos. No será para producir más, a no ser que quieran aumentar sus stocks, lo que no resulta razonable. Sabemos que el consumo continúa su caída, aunque se presenten sustanciosos aumentos (siempre referidos al terrible 2009) de un bien de consumo duradero como el automóvil.

Entretanto, los gobiernos siguen con sus medidas contra-cíclicas para animar la demanda: aumentan el gasto y reducen el ahorro. Claro que al final el déficit no hace más que aumentar la deuda.

Los números no cuadran. Los gobiernos no saben que hacer. La incompetencia es general. Hay que leer a Gibbon y su extraordinario relato sobre la caída y decadencia del Imperio Romano. Los síntomas son similares.

Siempre se ha dicho que la mejor mariscada es la “mariscada del pobre”, en la que se vacían todos los bolsillos en una ceremonia única e irrepetible. Me pregunto, muy a mi pesar, si tendrán razón las cigarras.

Alf Duran Corner

 

« volver