COSAS VEREDES
Focus: Sociedad
Fecha: 11/10/2002
Mi padre solía decir que discutir sobre religión o política con desconocidos era de mala educación.
Tenía razón mi padre, pero por una vez voy a saltarme el consejo.
Me acojo al término “discussion”, que es un concepto más sosegado, propio de una sociedad como la inglesa, que practica con elegancia el autocontrol.
Siempre he pensado que la religión es un tema privado, que se ha de llevar con comedimiento y respeto. Respeto hacia uno mismo y hacia los demás.
Por eso me ofende la desmesura en las formas, el aparato propagandístico que la Iglesia Católica utiliza para celebrar un acontecimiento que debería quedar en el cerrado universo de sus seguidores.
Que el señor Escrivá de Balaguer sea declarado santo, después de una corta etapa como beato, me tiene absolutamente sin cuidado.
Que dos gobiernos como los de Italia y España, constitucionalmente laicos, se vuelquen materialmente en los faustos y ordenen a su aparato de comunicaciones que de a este hecho prioridad absoluta, me parece impresentable.
Que el ministro de Defensa, la ministra de Asuntos Exteriores, el Fiscal General del Estado, la esposa del President de la Generalitat y el presidente del Barça acudan solícitos a la convocatoria vaticana, me parece bien si lo hacen a título privado. También me parecería bien si acudieran a un concierto de los chicos de la “Operación Triunfo”.
Cada uno hace en la vida lo que le da la gana, siempre y cuando no moleste al vecino. Kant y su “imperativo categórico” estarían de acuerdo.
En cuanto al modelo de bondad propuesto por el señor Escrivá de Balaguer, que lo ha elevado a los altares, reconozco no haberlo identificado con ninguno de los modelos propuestos en el Antiguo y el Nuevo Testamento.
Por si alguien no se ha enterado, entre las perlas del señor Escrivá de Balaguer encontramos las siguientes observaciones:
“...el matrimonio es para la gente de tropa y no para el estado mayor de Cristo. Así, mientras comer es una exigencia para cada individuo, engendrar es exigencia sólo para la especie, pudiendo desentenderse las personas singulares”.
“...si sabes que tu cuerpo es tu enemigo y enemigo de la gloria de Dios, al serlo de tu santificación, por qué le tratas con tanta blandura?”.
¡Menuda joya de santo!
Pero éste es un tema que no me compete. Les compete a los fieles católicos y a su capacidad de autocrítica.
Yo soy simplemente un agnóstico.
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