DEMOCRACIA DE MÍNIMOS

Focus: Política
Fecha: 08/01/2010

La democracia representativa lleva años estancada en un callejón sin salida, lo cual nos lleva a la conclusión de que sus dos pilares básicos (el gobierno del pueblo y el sentir de los ciudadanos) han perdido su vigor inicial.

Lo llamativo es que este hecho es extensible a todos los países. Desde aquellos que llevan siglos de práctica democrática, a los que, como España, están todavía en su etapa infantil.

En el caso de los primeros, es un tema de desgaste. Pero en el de los segundos, el asunto es más preocupante.

Si analizamos el caso del Estado Español, podemos apuntar algunas hipótesis abiertas:

• La Constitución del 78 fue redactada bajo la mirada amenazante de la milicia franquista. Se escribió lo que dejaron que se escribiera.

• Esa misma Constitución asumió el peso político de la dictadura, que luego se explicitó en una “transición” que ocultó las miserias de la edad de plomo (1939 – 1975).

• Constitución que la derecha retrógrada nunca aceptó por considerarla una ofensa a su credo de “una, grande y libre”.

• Constitución que no votaron un 70% de los actuales ciudadanos españoles, porque o no habían nacido o no tenían edad para ejercer ese derecho.

Luego los partidos políticos se la tomaron, en general, como una doctrina a respetar, como algo casi sagrado, aun sabiendo que no era más que un borrador para cubrir el expediente.

De ahí la decepción del tejido social activo (es sabido que una buena parte de la población se encuadra en la pasividad), el despertar de nuevos proyectos asociativos y el surgimiento de iniciativas ciudadanas para cubrir el vacío democrático.

Los partidos políticos españoles han secuestrado la democracia. Ya les va bien el statu quo. Por eso tachan de populista cualquier iniciativa que no proceda de sus fuentes.

Pero su visión es cortoplacista. Tras la “democracia orgánica” del franquismo vino la “democracia representativa” (tarde y mal). Ya ha llegado la hora de la “democracia directa”.

Acabar con las corridas de toros, proponer y realizar referéndums sobre la independencia, cuestionar la viabilidad técnica de los ferrocarriles bajo la Sagrada Familia, es “democracia directa”.

La democracia no es ir cada x años a depositar el voto en una urna y dejar que unos ciudadanos que han hecho de la política una profesión bien remunerada, decidan por el resto de la población, sin dar ninguna explicación al respecto.

Esto será “democracia a la carta”, pero a algunos nos gusta escoger cada día los platos.

Alf Duran Corner

 

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