DESVERGÜENZA

Focus: Política
Fecha: 12/02/2001

Estos días la opinión pública alemana se debate en la polémica suscitada por la historia radical de su ministro de asuntos exteriores Joschka Fisher.

Fisher en los setenta practicó una acracia espontaneísta, junto a muchos jóvenes europeos y americanos que tomaron las calles simbólicamente para despertar la conciencia de unos estados petrificados, sometidos a la dictadura de unos partidos poco sensibles a los cambios sociales.

Fisher, como Rudi Dutschke, como Daniel Cohn-Bendit, como Jacques Sauvageot, como Alain Geismar eran jóvenes utópicos que trataban de definir una nueva moral, mientras levantaban adoquines, ocupaban casas abandonadas y cuestionaban el orden establecido, tanto de derechas como de izquierdas.

Con el tiempo muchos de ellos se decidieron por la defensa del medio ambiente y de la naturaleza, actuaron con decisión, ganaron credibilidad y ocuparon cargos públicos.

Joschka Fisher se ha convertido es uno de los ministros más valorados (sino el mejor) del actual gobierno del canciller Schroeder. Y esto no se perdona.

Y en esa alianza contra Fisher, que lo es contra toda una generación, aparecen coaligadas las fuerzas más reaccionarias de la democracia cristiana y del interesado partido liberal con los residuos stalinistas (hoy trufados de fascistas) de aquellos movimientos estudiantiles.

Y los medios, siempre tan ruines, han desempolvado una fotografía en la que el joven Fisher golpea a un policía, como si todos no supiéramos que por cada policía golpeado hay siempre cien ciudadanos de a pie maltratados y vejados.

Haber pertenecido a la "generación del " es un honor que el tiempo se cuidará de juzgar.

Lo demás es pura desvergüenza.
Alf Duran Corner

 

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