DEUDA SOBERANA

Focus: Economía
Fecha: 16/03/2012

Ahora que se ha puesto un parche a la crisis griega mediante una reestructuración de su “deuda soberana”, quizás ha llegado el momento de aclarar ciertos aspectos de este tipo de activos.

La primera reflexión es que los bonos que emite un Estado – hace quinientos años lo hacía un soberano para financiar sus ansias de dominio – son los papeles financieros más antiguos del mundo. También eran los más seguros, pues la garantía venía de la instancia más elevada. Sin embargo, la historia económica nos permite identificar muchos incumplimientos (“default”), tanto en el pago de intereses como en la devolución del principal.

Es por ello que podemos agrupar a los países en función del grado de cumplimiento de sus obligaciones financieras. En la “Premier League” (países que nunca han fallado a sus acreedores) están Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, Noruega, Suiza, Inglaterra, Nueva Zelanda, Bélgica, Finlandia, Irlanda y Malasia. Y no es que estos países no sufrieran crisis económicas y bancarias de gran calado, es que fueron capaces de superarlas y hacer frente a las exigencias del mercado.

En “segunda división” – dentro de los países llamados “desarrollados” – están Portugal, Italia, Grecia y España. En los últimos doscientos años, Portugal ha hecho “default” en cuatro ocasiones, Italia en una – II Guerra Mundial – Grecia en cinco y España en seis. Desde su época imperial (1550), España ha hecho “default” en doce ocasiones, siendo su principal protagonista el rey Felipe II, con cuatro bancarrotas (1557, 1560, 1575 y 1596).

En general, los países asiáticos son más cumplidores que los latinoamericanos, pues los tres “default” de Japón, China o la India no tienen comparación con los nueve de Méjico, los once de Venezuela o los siete de Argentina.

Alemania es un caso particular, pues su extrema solvencia actual arrastra tres fracasos financieros (1932, 1939 y 1948). El primero tras el fallido tratado de Versalles y la hiperinflación de la República de Weimar y los otros dos ligados a la II Guerra Mundial.

Cualquier inversor profesional sabe que en la actualidad no hay nada seguro, que las garantías son limitadas y que a mayor interés, más riesgo. Aunque siempre hay jugadores expertos en sacar provecho de cualquier situación. Por ejemplo, algunos de los acreedores que no han aceptado el canje de los bonos griegos y exigen el cien por cien de su valor nominal, compraron esos bonos en el mercado secundario con descuentos del sesenta por ciento. Es decir, pagaron 40 y ahora reclaman 100.

¿Hasta cuándo estaremos sometidos a este “monopoly” financiero?

Alf Duran Corner

 

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