ECONOMÍA Y POLÍTICA
Focus: Economía
Fecha: 28/05/2010
La economía y la política han vivido siempre en territorios próximos, e incluso convivieron durante un largo tiempo con el código
economía política, que tanto gustaba a algunos padres del pensamiento económico, como Adam Smith, David Ricardo y Karl Marx.
La economía política se dedicaba al estudio de las relaciones de producción entre las clases sociales y a la creación de valor, fundamentado en el trabajo. De ahí surgió la lucidez conceptual del “valor de uso” y del “valor de cambio”, categorías que luego derivarían en “valor” y “precio”.
Sin embargo el término fue poco a poco abandonado y con ello empezó la fragmentación de la ciencia social. La economía se aisló de la realidad para evitar supuestos contagios, se declaró la dominancia de las decisiones racionales y se formularon modelos matemáticos con voluntad dogmática. Luego todo esto se derrumbó como un castillo de naipes, y ahora estamos en fase de apaños, cansados y escépticos.
Pero algunos aprendices de brujo han encontrado otros caminos, tortuosos y perversos, para unir la economía y la política con fines personales. No saben lo que significa
economía política, ni les importa. Su propósito es utilizar la economía para imponer sus credos ideológicos y rentabilizar sus carteras.
Esto explica aberraciones como los trenes de alta velocidad (AVE) para pasajeros, que pretenden acercar a la capital del Estado a todas las provincias, sin el menor criterio de viabilidad económica. Por eso a finales del 2010 tendremos más kilómetros ferroviarios de alta velocidad que Francia, con la singular diferencia de que el número de pasajeros en Francia es diez veces mayor que el de España.
Esto explica que tengamos aeropuertos, como el de Ciudad Real (éste con un coste de 1.100 millones de euros), donde apenas hay movimiento y que semejan fantasmas de cartón piedra.
Esto explica que se pretenda priorizar una línea férrea de mercancías de ancho europeo entre Algeciras, Madrid, Zaragoza y Canfranc, cuando la más elemental lógica económica llevaría a extenderla por el corredor mediterráneo, conectada a los principales puertos, y donde además se concentra el 40% de la exportación española.
Esto explica que la red de trenes de cercanías más importante de la península por el volumen de viajeros (la catalana) haya sufrido el abandono más absoluto en los últimos veinte años.
Y ahora, cuando la crisis y la presión internacional obligan a reducir las inversiones, se asegura que el AVE Madrid – Valencia no sufrirá ningún retraso. Será para que los madrileños puedan visitar, con mayor frecuencia si cabe, la bella ciudad de Benidorm.
Si nuestros clásicos levantaran la cabeza echarían a patadas de sus poltronas de lujo a estos economistas de mesa de camilla, cuya principal virtud navega entre la incompetencia y la mala fe.
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