EL BELLVITGE DE LOS RICOS
Focus: Sociedad
Fecha: 17/09/2004
Definir a los ricos como una categoría sociológica es falso empeño. Los ricos son transversales en cuanto a sus orígenes y muy diferentes en lo que se refiere a sus pautas de comportamiento.
Hay ricos que ocultan su riqueza, por una mezcla de vergüenza y sentimiento de culpabilidad. Hay falsos ricos que tratan de ostentar lo que no tienen y ejercen de chaperos mediáticos. Hay ricos exhibicionistas, de corta trayectoria, que muestran el dinero a manos llenas como prueba irrefutable de su ascenso social.
Pero los más interesantes de esta fauna son los ricos cutres, que identifican los falsos símbolos del status y tratan de apropiárselos como si les fuera la vida en ello.
Lucen coche deportivo, esposa joven, barco y amarre en puerto cotizado y carnet de club de golf.
Han hecho dinero sin muchos escrúpulos, creen que la Ética es una derivación del Gym-ball y pretenden erigirse en modelo de referencia para las jóvenes generaciones.
A ellos se deben la profusión de urbanizaciones con casas adosadas que han destrozado el paisaje y adocenado los hábitats rurales.
Son los padres espirituales del “Bellvitge de los ricos”.
No han leído a Weblen ni comprenden su idea del “consumo ostensible”, ni a Galbraith y su concepto del “consumo como envidia generalizada”. No saben qué es la “alienación” que tan bien explicaba Marx, ni las diferencias que Fromm establecía entre “tener y ser”. Ignoran quien es Bauman y su reflexión sobre el paso de “la ética del trabajo a la estética del consumo”. No podrían con Bataille y su concepto del “consumo improductivo” y menos con Jameson cuando pone el acento en el “consumo como ideología”.
Su gran problema es haber intentado insertar su condición de ricos en su cultura cutre y esperpéntica.
Pobres diablos. No quedará nada de ellos. Los barrerá la Historia. De un plumazo. Sin escrúpulos.
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