EL CASO IRLANDES

Focus: Economía
Fecha: 26/02/2001

Aceptando la multidimensionalidad de los espacios societales (las fronteras entre lo económico, lo político, lo jurídico, lo social, etc. no existen más allá de los modelos analíticos), resulta interesante observar el actual rifirrafe entre Irlanda y la Comisión Europea como síntoma del desgobierno.

Parto de la tesis de que la Unión Europea, sus comisarios, sus funcionarios y toda la parafernalia que los rodea (incluido su parlamento "light"), tratan de administrar recursos siguiendo la utopía del mercado autoregulado. Tampoco puedo olvidar que el Mercado Común tuvo como lobbies fundamentales la agricultura, el carbón y el acero franceses y alemanes.

En este contexto se articula el proyecto Maastricht con unos parámetros que condicionan la política económica de los estados miembros y tienden a construir un modelo aparentemente homogéneo (inflación tendente a cero, superávit presupuestario, control de la deuda, etc.).

Algunas observaciones: Nadie ha podido probar empíricamente hasta la fecha que este modelo contribuye más al progreso de la sociedad que otras alternativas (primero deberíamos estar de acuerdo en que entendemos por progreso). Se pone el acento en lo macroeconómico (las grandes cuentas del estado) y no en los ámbitos micro (estructura de los ingresos y aplicaciones de los gastos). Se favorecen las rentas de capital frente a las rentas del trabajo, de una manera desmesurada. Se visualizan las mejoras en el IRPF y se oculta el trasvase de los impuestos directos a los indirectos, que son insolidarios por naturaleza (los paga igual el pobre que el rico). Se invierte poco en infraestructuras, a favor del gasto corriente. Se activan gastos suntuarios que no tienen otro propósito que el exhibicionismo de algunos políticos. Se asignan fondos a sectores monopolísticos para que dispongan de tiempo y dinero que les permita ajustarse a un entorno competitivo (han gozado de los privilegios del pasado y se les asegura un futuro confortable).

Pero el modelo tiene fisuras, fisuras diseñadas de antemano para facilitar los desmarques. Por ejemplo la fiscalidad: no existe armonía fiscal entre los estados miembros, ni hay voluntad de que exista.

Los irlandeses han aprovechado la confusión reinante para ir por libre. Desde el año están creciendo a tasas superiores al %, el desempleo ha pasado del % del al , % actual, han cambiado radicalmente su saldo migratorio (los emigrantes irlandeses trabajando en Estados Unidos y el Reino Unido regresan por oleadas a su país), tiene superávit presupuestario y saldo positivo en la balanza corriente. Pero su inflación se ha disparado ( , %) respecto a la media de la UE.

La Comisión Europea ha regañado al gobierno de Irlanda porque interpreta que la economía se ha recalentado (quién define la gradación del termómetro?), pero apenas le dice nada sobre el hecho de que Irlanda es un paraíso fiscal para las grandes multinacionales, en especial las norteamericanas, que están encantadas con un país con el que comparten idioma, espíritu emprendedor, capacidades técnicas y profesionales y, sobre todo, bajos impuestos.

En definitiva, el desgobierno de la Unión Europea, desde su propia lógica interna, es manifiesto.

La unidad monetaria es una fantasía reduccionista para jugar al Monopoly, y poca cosa más.
Alf Duran Corner

 

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