Focus: Economía
Fecha: 02/11/2022
En el comercio, en la transacción, en el intercambio está el origen de todo proceso económico. Primero lo que se cultiva, luego lo que se produce, después lo que se ofrece en términos de servicios. Sin comercio no se habría generado la acumulación primitiva que sentó las bases del modelo capitalista. Es por ello que resulta muy interesante y esclarecedor ver las tablas de importación y exportación de cada país y en especial de aquellos que detectan un poder hegemónico. Cuando se hace este ejercicio te das cuenta de que los discursos políticos destinados a la mayoría no tienen nada que ver con la realidad de los intereses en juego, de los intereses de los grupos dominantes.
Veamos el caso de uno de los agentes clave: Estados Unidos. Este país goza del privilegio de que todavía la mayoría de las transacciones internacionales se hacen en dólares, lo que refuerza su moneda y le permite encadenar históricamente (desde los setenta del siglo pasado) grandes déficits comerciales; es decir, que el valor de lo que importa es muy superior a lo que exporta. Un país normal en esta situación tendría que pedir prestado dinero al exterior o permitir que los inversores extranjeros se hicieran con activos domésticos. El imperio del dólar protege a Estados Unidos y el volumen de la Deuda Pública (déficits acumulados) no ha afectado por ahora a sus fundamentos económicos.
Pero si entramos en los componentes de este déficit comercial (1,1 trillones de dólares americanos o billones europeos en el 2021), nos llevamos algunas sorpresas.
Los principales socios comerciales de Estados Unidos son Canadá, México y China. El primero porque lleva mucho tiempo vinculado económica y políticamente a su vecino, como si constituyeran un solo país en muchos ámbitos. El segundo por el papel de las maquiladoras, que desde la frontera trabajan casi exclusivamente para el mercado estadounidense, con capital norteamericano y mano de obra barata mexicana. El tercero porque es la fábrica del mundo, como lo fue Inglaterra en el XIX. Pero la diferencia está en los déficits. Con Canadá el déficit es sólo de 49.500 millones de dólares; con México es de 108.200. Con China la cifra se dispara hasta 355.300 millones de dólares. La primera paradoja es que su principal enemigo político es su principal proveedor. Y aunque sus aliados en el sudeste de Asia (Taiwán, Japón y Corea del Sur) son también proveedores, los déficits acumulados a favor de estos tres suman solo 129.600 millones de dólares. Tengamos en cuenta además que con Vietnam (un país tutelado por la República Popular China), el déficit norteamericano es de 91.000 millones de dólares. Y cualquier empresario experimentado sabe que no es fácil cambiar de proveedor de un día para otro. Y si no, veamos el caos provocado en Europa por la nula visión estratégica de sus gobiernos en el conflicto de Ucrania con relación al suministro de energía.
Las tablas ofrecen otras sorpresas. Por ejemplo podemos ver que la autonomía norteamericana con el crudo de petróleo (gracias al fracking), ha cambiado su interdependencia con Arabia Saudita. El comercio con este país (su histórico gran proveedor de crudo) es escaso. Estados Unidos exportó 11.000 millones (casi todo en armas) e importó 14.000 (petróleo). Esto explica la orientación árabe hacia los mercados asiáticos y su acuerdo con la OPEP y Rusia para reducir la producción y así mantener el precio del barril, lo que no ha gustado al gobierno norteamericano al que se le plantea un problema grave sobre la continuidad de sus bases en Oriente Medio.
También resulta llamativo que Estados Unidos importe de un país pequeño como Irlanda 74.000 millones de dólares, en tanto que de sus vecinos británicos solo importa 56.000. Claro que si tenemos en cuenta el trato fiscal favorable a las empresas que ofrece el Estado irlandés (al margen de las recomendaciones de la Unión Europea) se puede comprender esta extraña diferencia. Podríamos seguir la pista de otras agudas discrepancias, pero lo dejamos para que el lector interesado haga sus deberes.
No nos podemos quedar con lo que aparece en la superficie y nos cuentan los medios convencionales. Mal informados, condicionados ideológicamente y sometidos a la dictadura de las subvenciones. No se enteran o no quieren enterarse. Que en el congreso del Partido Comunista Chino se aparte de la sala a un antiguo líder es una anécdota política interna. Que la República Popular China sea el principal proveedor con diferencia de Estados Unidos es analíticamente una categoría.
Dicen que nada sucede hasta que alguien hace una venta. Todo gira alrededor de este hecho. Lo demás es accesorio, poco relevante.