EL FASCISMO POSTMODERNO

Focus: Sociedad
Fecha: 02/03/2007

Un buen amigo me ha ayudado a reflexionar sobre las pequeñas agresiones que nos acosan a diario y que proceden de la sociedad civil.

Algunas son graves y otras son menores, pero todas ellas producen malestar a los ciudadanos que se ven obligados a soportarlas.

Lo peor del caso es que muchas tienen un disfraz lúdico, por lo que parece que debemos aceptarlas, o incluso comprenderlas.

Si las analizamos en profundidad, veremos que la mayoría tienen un carácter autoritario y autocrático, dos buenas señales de una concepción totalitaria de la vida.

Y esto es simplemente fascismo.

¿Qué decir de esos mozalbetes que patinan con sus skateboards, saltan sobre los bancos de piedra y transforman una plaza pública en un territorio propio?.

¿Qué decir de esos conductores que ignoran las leyes del tráfico y conducen sus coches a gran velocidad, sin importarles los posibles efectos de su temeridad?.

¿Qué decir de estos grupos que se reúnen en las aceras, frente a los locales de ocio, y crean un muro impenetrable que obliga a los peatones a bajar de la calzada, cualquiera que sea su edad?.

¿Qué decir de la gente que grita por la noche de forma estentórea, sin tener en cuenta el respeto al descanso ajeno?.

¿Qué decir de los que transforman su automóvil en una discoteca y circulan con los cristales de las ventanas bajados e inundan el territorio que les rodea de un ruido ensordecedor?.

¿Qué decir de los que hacen de la suciedad una norma de vida y esparcen sus efluvios por doquier, no porque no tengan la posibilidad de lavarse (la mayoría la tienen), sino porque no quieren hacerlo?.

¿Qué decir de los energúmenos que, semana tras semana, se hacinan en los estadios deportivos y descargan su soterrada violencia contra el equipo rival, formado, como el equipo propio, por jugadores mercenarios?. ¿Se puede encontrar mejor metáfora para la relación entre la plebe y los gladiadores en el circo romano?.

¿Qué decir de los comunicadores que avasallan a los lectores, oyentes o teleespectadores con la vida y milagros de unos chicos, cuya única virtud es manejar una pelota con más o menos técnica?.

¿Qué decir de los que se hacinan en lugares oscuros, sin más motivo que fumarse un porro, sentarse en el suelo u orinar?.

El origen de estas conductas incívicas se sitúa en la falsa creencia de que en democracia tenemos todos los derechos y ningún deber.

Fascismo , más o menos lúdico, pero fascismo.
Alf Duran Corner

 

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