EL GENOMA COMO RESPUESTA
Focus: Conocimiento
Fecha: 11/07/2003
Han transcurrido ya diecisiete meses desde la fecha en que dos importantes grupos de investigadores, uno público y otro privado, presentaron sus resultados sobre el genoma humano.
Probablemente la ciencia irá aprovechando estos conocimientos en su lucha contra la enfermedad y en la prolongación de una vida cualitativamente gratificante.
Pero hay un tema de fondo, al que se ha prestado menos atención: ¿qué marca nuestro comportamiento los genes o el entorno?.
El doctor Craig Venter, presidente de Celera, declaró taxativamente: “La extraordinaria diversidad de la especie humana no está ligada a nuestro código genético. Los entornos son críticos”.
En los inicios de la investigación del “proyecto genoma” se creía que los seres humanos poseían entre 100.000 y 150.000 genes. La horquilla real se mueve entre 30.000 y 40.000, que es aproximadamente el doble de los genes que posee la mosca de la fruta. Muchos de nuestros genes replican los de las ratas, los gatos y los perros.
La antigua disputa entre naturaleza y cultura ha resultado baldía. El determinismo, para bien de la humanidad, tiene sus horas contadas. Nadie puede negar los “insights” de Kant, Galton, Lorenz y Chomsky (defensores del componente hereditario), ni tampoco los de Locke, Pavlov, Freud y Boas (que apostaron por el componente socializador).
La extraordinaria fertilidad intelectual de Santiago Ramón y Cajal (ver texto de Delgado en nuestro archivo de “Textos para recordar”) ya anticipó sabiamente esta formación híbrida.
Matt Ridley lo expresaba gráficamente en el “Time”:
los cuerpos no están hechos, crecen . El genoma no es un plano detallado para construir un cuerpo. Es una receta para cocerlo.
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